¿Por qué no resultó el proyecto de exportación de carne a Japón?
Hace exactamente cinco años se anunciaba la apertura de este calificado mercado, en el que se paga hasta 100 dólares el kilo de carne de alta calidad en las góndolas. La Patagonia, con un estatus sanitario diferencial, tenía claras oportunidades de crecer en ventas en este destino. ¿En qué fallamos?
Fue un momento emotivo. Se abrían importantes y justificadas expectativas. No era un anuncio político más, de esos a los que estamos acostumbrados a recibir y que nunca se terminan por concretar.
Corría julio de 2018. Se había acordado la apertura del mercado de Japón para las carnes argentinas. “Es una noticia muy relevante para el sector de la carne y, en general, para el panorama de las exportaciones argentinas que poco a poco van ganando nuevos mercados”, afirmó en ese entonces el Canciller Jorge Faurie.
Tras este anuncio, todos los ojos se clavaron en el territorio de la Patagonia, región libre de aftosa sin vacunación; el estatus sanitario que exigía el mercado nipón para los cortes de carnes que cotizaban hasta 100 dólares el kilo en góndola.
El 16 de julio de ese año se envió una primera carga aérea de 200 kilogramos de cortes especiales. Unos días después, se concretó un envío marítimo de 11 toneladas, con un set de distintos nuevos cortes. Todos productos envasados al vacío, en forma individual, en cajas de 13 kilogramos que salieron de novillos de 450 a 500 kilogramos de excelente genética.
La idea era que, una vez que los consumidores prueben la carne, se aceleren las operatorias de ventas hacia ese destino. Pasaron cinco años de ese importante suceso, pero las exportaciones regionales no terminaron de consolidarse.
El año pasado solo 34 toneladas de carne bovina se orientaron hacia este destino, volumen que representa el 3% del total de las exportaciones de la región. Sólo en 2021 se llegó a 107 toneladas, pero nunca se observo una tendencia creciente en las ventas de carnes hacia este privilegiado mercado.
Japón se ubica entre los cinco importadores de carne bovina más relevantes a nivel mundial. Su alto ingreso por habitante lo posiciona como un demandante de proteína de alta calidad, con precios por tonelada que superan los 7.000 dólares. Importa por un valor de 3.500 millones de dólares y un volumen de 500.000 toneladas anuales, representando 9% de la importación mundial.
La barrera sanitaria del río Colorado permitía que toda la carne producida en la Patagonia podía ingresar a este mercado sin problemas. Durante décadas el consumidor de Río Negro y Neuquén pagó (y sigue pagando) sobreprecios por un kilo de carne producida en la región con el objetivo de sostener un estatus sanitario que permita exportar hacia estos mercados. Esto a su vez impulsaría la actividad ganadera con mayores inversiones y puestos de trabajo. Pero una vez lograda la apertura de Japón, algo no terminó de funcionar. Y los cientos de millones de dólares que potencialmente se podían colocar de carne de la Patagonia, volvieron a quedar sólo en anuncios.
¿Dónde fallamos?
Existen dos puntos clave, entre otros secundarios, que se pueden mencionar para intentar entender porque no termina de funcionar este sueño, todavía presente entre muchos productores y operadores.
-Falta de materia prima de exportación para este tipo de mercado tan exquisito. Se necesita una masa crítica de animales gordos para poder cumplir con los compromisos de los importadores de ese país. Hoy esa escala de producción no la logramos en la Patagonia y, por ende, estamos muy limitados, desde la oferta, para poder crecer en este destino. Por otra parte, la realidad sanitaria, que impide el ingreso de carne con hueso desde la zona con vacunación, determinó que la mayoría de las empresas locales terminen armando su estrategia comercial buscando aprovechar el potencial del consumo regional, un mercado cautivo para la industria zonal.
-Pero también existieron problemas que llegaron desde la demanda. El consumidor japonés nunca termino de incorporar masivamente la carne argentina. El 90% de las poco más de 500.000 toneladas que anualmente importa el mercado nipón llegan de los Estados Unidos, Australia y Canadá.
Carne de calidad superior que tiene una característica especial: la alta cantidad de grasa intramuscular, repartida de un modo uniforme de modo que aporta una apariencia de marmoleo muy específica. La demanda japonesa, por su historia y hábitos de consumo, exige este tipo de producto. Nuestras carnes carecen de estas características -grandes niveles de grasa intermuscular- y por eso no logran la penetración deseada en este mercado.
Pasado un quinquenio, el sueño de la conquista del mercado japonés, generando un efecto multiplicador en la economía ganadera ubicada al ser del río Colorado, por ahora, quedó truncó.
Mientras tanto, el consumidor de la Patagonia deberá seguir pagando un precio diferencial por el kilo de carne que consume a la espera de que aparezca una nueva oportunidad para la colocación de las carnes con el estatus que posee la región.
FUENTE: Más Producción