Sábado, 14 Abril 2018

“El mejor plan ganadero es la rentabilidad”

“El mejor plan ganadero es la rentabilidad”

Con el objetivo de generar más novillos, el dirigente gremial de CRA —en el IPCVA— Jorge Grinberg explicó que se deben crear incentivos para alentar a los productores. 

 

“Hay una cultura de que un corte vacuno de bajo peso es tierno, cuando en realidad un corte de mayor kilo es mucho más sabroso y tiene la misma ternura. Por eso desde el IPCVA estamos trabajando para que la gente pruebe comprar cortes de novillo. Debemos dejar de hablar de novillito”.

Para Jorge Mario Grimberg, consejero titular del Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina por Confederaciones Rurales Argentinas (reelegido este mes para otro período), en la Argentina tenemos que producir mayor cantidad de kilos con la misma cantidad de terneros.

“Siempre va a haber carne para consumir en la Argentina, pero hay que cambiar ese paradigma. ¿Qué generará? Que se exporte más y, a su vez, que el consumo interno tenga un precio en realidad menor del que tiene hoy; más bajo” explicó el dirigente bahiense de la Asociación de Ganaderos y representante de la mesa de carnes de diferentes entidades, entre ellas la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos y La Pampa.

“Desde Carbap y desde CRA tratamos el tema de un incentivo para elevar a ese animal de 380 kilos a los 470. Está claro que si existe un incentivo en el precio para lograr esos últimos kilos se hará, ya que es muy complejo porque son los más caros de producir”, indicó.

“Una medida de estas características en alguna época hubo y anduvo bien”, recordó. "Era una desgravación impositiva del diferencial de kilos. Es decir, si originalmente tengo un novillito de 400 kilos y lo llevo a los 460, esos 60 kilos estarían desgravados de Ganancias”, sostuvo.

Grimberg comentó que, desde el Gobierno nacional, sostienen que en una medida de este tipo no debería haber ningún costo fiscal. “Es decir, si uno hace desgravación existe un costo fiscal, pero en este caso no lo tiene porque eso no se produce y no se cobra. Hoy no tiene costo fiscal”, aclaró. “Pero sí tendrá una recuperación cuando se venda, porque si exporto vendo más y cobro más impuestos”, afirmó.

“Está claro que hay un incentivo de que en esos 60 kilos no voy a pagar Ganancias, por ahí lo hago. En Uruguay, por citar un referencia, se hace y ellos exportan el 70% de la producción”, argumentó.

También dijo que se si faenan, como en nuestro país, cerca de 13 millones de cabezas por año con el agregado de 70 kilos por animal, se termina con un número importante. “Es decir, tenemos una capacidad de producción que se está desperdiciando”.

—Doctor Grimberg, ¿cuál sería del ideal del porcentaje de exportación de la carne vacuna argentina?

Hoy es del 10%. En el año 2006, cuando se produce el cierre de las exportaciones e intervención de los mercados, se exportaron 700.000 toneladas; hoy estamos en 300.000 Tns., menos del 50%. Pero la capacidad de producir está. Por eso se insisto en los incentivos, porque hay que convenir que el mejor incentivo es la rentabilidad... y que el mejor plan ganadero también es la rentabilidad.

—¿Los mercados también están?

Claro. El IPCVA hizo estudios en Países Bajos, Alemania, Inglaterra e Italia sobre la carne argentina y se concluyó que, pese al desmanejo y el incumplimiento que se hizo durante el gobierno anterior, cuando por ejemplo llegamos a  no entregar carne vendida con anterioridad en el Mundial de Alemania (NdR: 2006), nuestro producto sigue jerarquizado en casi toda Europa.

“Ahora estamos en un proceso para que la gente, en el exterior, de qué se trata de carne argentina y la identifique. Los compradores admiten que es una carne más cara que el resto, pero que, del mismo modo, están dispuestos a pagar esa diferencia para obtenerla”.

—¿Y cómo estamos con China?

Es un mercado que no tiene techo para el consumo. Son 1.300 millones de habitantes que consumen unos cortes que acá no tienen valor, como cogote, brazuelo, garrón y vaca de manufactura. Tienen un sistema de cocción con pedazos pequeños, de largo tiempo en la sartén o en wok y eso hace que la carne se tiernice y demás. Para la Argentina es muy importante tener presencia en China, ya que representa el 50% de nuestras exportaciones.

“Ahora se está por habilitar a nuestro país —en una igualdad con Uruguay— para poder exportar carne congelada con hueso y, también, hueso con carne. Desde China mandaron un protocolo sanitario, que se está tratando de adaptar para darle cumplimiento. Algunos puntos se acordaron con el organismo de ellos, que es semejante a nuestro Senasa, pero hubo modificaciones internas y aún no están los interlocutores actuales para acordar los distintos pedidos. Pero aún no está firmado. Estamos viendo lo que suceda en los próximos días".

—¿Cuáles son esas exigencias?

Entran a jugar ítems importantes relacionados con la sanidad. Los requerimientos son cada vez mayores y por eso debemos aggiornarnos a las exigencias del comprador. Es como cuando dicen que alguien quiere un trigo no mezclado y con determinadas especificaciones. Bueno, hay que hacerlo como lo exige el comprador porque sabemos que, al final, lo pagará”.

—¿Está Rusia entre los posibles clientes importantes?

Ahora apareció. Había salido por una cuestión estructural a causa del valor del petróleo. Lo positivo del regreso de Rusia es porque le pone un piso al valor que paga China. Cuando Rusia se va del mercado, porque los chinos son buenos comerciantes, se produce una baja del precio de la carne.

—¿Qué conclusión lograron tras la reunión de los representantes de la Mesa de la Carne con el presidente Mauricio Macri?

Primero, la importancia de que el presidente reciba nuestras inquietudes. Eso ya es positivo, porque además estaban todos los responsables en la toma de decisiones de nuestros reclamos.

“Cada sector presentó los problemas y, lo que es más importante, sus posibles soluciones. "El tema que ocupó más tiempo fue el de la evasión, es decir, la competencia desleal que padecen los frigoríficos, como ellos mismos lo plantearon, respecto de pseudo cooperativas, otro frigoríficos o mataderos municipales. Los frigoríficos sostienen que parte del problema para aumentar las exportaciones es el costo argentino. Y que existe mucha informalidad en el último eslabón de la comercialización, que es la carnicería. En la reunión se planteó que el pago de Ingresos Brutos lo va a hacer el frigorífico abastecedor, de tal manera que el carnicero lo pagará cuando lo reciba”.

—¿Les llegó el mensaje a los funcionarios?

Entiendo que sí. Insisto en que en la reunión estaban todos y se escuchó la realidad del sistema. Algunos funcionarios pensaron que sacándole las retenciones al campo y permitiendo vender libremente se solucionarían todos los problemas, pero en realidad hay otros inconvenientes en la cadena. Al plantearlos al más alto nivel, hay más posibilidades de solucionarlos. Luego habrá una bajada hacia las provincias para que también se pongan en línea.

—En la Argentina se consumen alrededor de 120 kilos de carne por persona por año. ¿Es mucho o es poco?

La cifra es esa, con casi 58 kilos de carne vacuna, más los 45 de pollo y los 17 de cerdo que, en realidad, fue la que más se incrementó en muy poco tiempo en los últimos años. En cualquier parrilla se incluye al cerdo que, en realidad, es la carne de mayor consumo del mundo. Entre el pollo y el cerdo igualan a la vacuna”.

—¿Están mal los 58 kilos en la Argentina?

Según la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación), ese consumo de carne es demasiado. “Pero acá hay una cuestión cultural. En verdad, si se analiza fríamente el caso argentina se concluye en que en el mercado interno se consume entre el 88 y el 91% de la carne producida en el país. En Australia, por caso, ellos consumen el 30% y el restante 70% va para la exportación”.

FUENTE: La Nueva

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