Situación en Argentina y tendencias en los mercados de carne de calidad en el mundo
Desde hace algunos meses estamos asistiendo al esperado retorno de la Argentina al mercado mundial de la carne vacuna.
Y esto se debe a que las exportaciones están creciendo sostenidamente. Durante los cuatro primeros meses del año se colocaron en el exterior cerca de 144 mil toneladas equivalente res con hueso, un 64 % más respecto a 2017.
Según las proyecciones en 2018 se exportarán alrededor de 400 mil toneladas de carne y nuestro país volverá a ubicarse dentro de los 10 primeros puestos del ranking mundial de la materia.
La buena noticia es que hoy en día las exportaciones de carne no están cuestionadas por ningún sector de la economía ni de la política y esto es algo que como integrantes de la cadena de ganados y carnes tenemos que valorar.
A lo largo de 2017, las exportaciones argentinas fueron de 311 mil toneladas equivalente res con hueso, lo que representó apenas el 3 % del comercio mundial.
Esta cifra puede causar sorpresa, pero es real. Nuestra participación en el mercado mundial, a pesar del bien ganado prestigio y la extensa tradición exportadora, es muy baja.
Otra forma de analizar nuestra performance exportadora es vincularla con la producción de carne.
En 2017 exportamos el 11 % de la producción. Considerando la historia reciente, en 2005 se exportó el 25 % y durante el período 2012/2015 sólo el 7 % de la producción.
Como primera conclusión podemos afirmar que a pesar del crecimiento registrado queda mucho espacio para incrementar aún más las exportaciones de carne vacuna.
La creciente oferta de carne de ave y cerdo sustentan el alto consumo per cápita de proteína animal en Argentina y amplían el horizonte para las exportaciones de cortes vacunos.
Las estadísticas señalan que en 2017 el 96 % de las exportaciones se concentraron en los siguientes destinos: China, Unión Europea, Chile, Israel y en menor medida Brasil y Rusia.
Pero la explicación al fuerte crecimiento de las exportaciones tiene un solo nombre: China, país que representa el 50 % de las ventas al exterior.
Y dentro de las exportaciones a China, lo que se coloca masivamente, al menos por el momento, es carne de tipo manufactura, cortes como garrón, brazuelo y tortuguita, vacas conserva en manta, recortes de despostada y cuartos delanteros incompletos, entre otros.
Es decir, mucho volumen, pero bajo precio en tanto se trata de carne “commodity” que se define por precio y no por calidad.
Retomando el análisis del crecimiento de las exportaciones, vemos que en comparación con China es poco lo que se ha avanzado en los mercados de alto valor, debido al crecimiento moderado de la oferta de carne de calidad.
En Argentina se sigue faenando una importante cantidad de terneros y novillitos. A su vez, dentro de la categoría novillo es bajo el porcentaje de animales pesados, tipo exportación.
Entonces resulta muy difícil, por no decir imposible, esperar que las exportaciones de carne de calidad y alto valor crezcan en forma sostenida en la medida que no aumente la oferta de carne de novillos, que es la categoría que demandan estos mercados.
Una mirada sobre las tendencias del mercado mundial de carnes nos permite apreciar que en la última década han aparecido nuevos requisitos por sobre los habituales referidos a la calidad del producto, medidos tradicionalmente en términos de sabor, color, terneza o jugosidad.
Entre los consumidores de mayor poder adquisitivos se generalizan algunos conceptos tales como “carne saludable”, “producción sustentable”, “seguridad alimentaria” o “comercio justo”.
De esta manera, las preferencias se orientan hacia las carnes diferenciadas mediante atributos que exceden la calidad y determinan una redefinición de la oferta y la demanda.
Son los propios consumidores los que marcan el rumbo de la producción y el comercio. El “cliente siempre tuvo la razón”, pero hoy más que nunca.
Como ejemplos de carnes diferenciadas se puede mencionar aquéllas que incluyen:
- certificación racial, de producción, de origen o sanitaria
- sistemas de producción naturales, orgánicos y ecológicos
- protocolos de calidad y trazabilidad de la hacienda
- certificación de cortes orientados a comunidades religiosas
- bienestar animal
- comercio justo
- cuidado de la salud y el medio ambiente
En Argentina el programa “Carne Angus Certificada” es un caso concreto de diferenciación y valorización del producto mediante el uso de una marca reconocida a nivel mundial, sinónimo de alta calidad en carnes.
Además de la certificación racial algunos de estos conceptos ya están instalados entre nosotros, como la trazabilidad para exportar a la Unión Europea o la certificación kosher para Israel.
Otros, resultan más lejanos, pero deben tenerse en cuenta a futuro en la medida que posiblemente se conviertan en requisitos indispensables para acceder a determinados mercados.
Todos representan una buena oportunidad para la carne argentina; el desafío es detectarlos y adecuar los sistemas de producción, certificación y comercialización a las nuevas exigencias.
FUENTE: APEA