Miércoles, 11 Noviembre 2015

Foresun Group se quedaría con algunos activos de Marfrig en Argentina

Foresun Group se quedaría con algunos activos de Marfrig en Argentina

El grupo brasileño Marfrig, que desembarcó en Argentina a mitad de la década pasada, anunció el viernes su decisión de dejar la operación en el país. Integrantes de Foresun Group, de capitales chinos que adquirieron este mismo año la planta de Rosario en Uruguay, están esta semana en Argentina y avanzan en negociaciones con el grupo brasileño para la compra de parte de los activos, aunque fuentes del sector aseguraron que el negocio todavía no está cerrado.

La noticia de la ida de Marfrig de Argentina tomó por sorpresa al ambiente de la carne local, justo en momentos en que todos tienen puestas las expectativas en que el nuevo gobierno, que asumirá el 10 de diciembre, creará condiciones más favorables al negocio, sobre todo si triunfa la alianza opositora Cambiemos, liderada por Mauricio Macri, que viene imponiéndose en las encuestas.

Pero, como comentó Faxcarne en su edición pasada, una cosa son los tiempos de la política económica y otros los de la biología; la falta de novillo no es algo que pueda solucionarse rápidamente y es probable que la empresa, que arrastra serios problemas financieros, no disponga de plazos para aguantar operaciones no rentables.

De hecho, el presidente de Marfrig, Martín Secco, dijo, en una conferencia de prensa en Brasil, que “la recomposición del stock bovino en la Argentina va a llevar tiempo”. En el mapa que ilustra el plan estratégico de la empresa, que se denomina

Focalizarse para Ganar (Focus to Win) en la búsqueda de recuperar rentabilidad, ya no figuran las operaciones y plantas en Argentina.

De acuerdo con fuentes próximas a las negociaciones, Marfrig estaría negociando con el grupo chino Foresun Group, que en julio pasado compró el frigorífico uruguayo Rosario, en el departamento Colonia, y que maneja un tercio de las exportaciones de carne de Australia a China. Al anunciar la compra de Rosario, en julio, Foresun aseguró que durante 2015, “continuará expandiéndose con adquisiciones de plantas de producción de carne vacuna en el exterior”, mencionando específicamente “acelerar la unificación de proyectos relacionados en Uruguay, Argentina y otros países”.

Según algunas versiones, lo negociado sería la planta de Hughes (ex AB&P, en la provincia de Santa Fe), mientras que otras hablan de más activos, entre ellos, la participación en un feedlot en Córdoba.

Si bien un rumor sostiene que la planta de Unquillo (ex Estancias del Sur, en la provincia de Córdoba) sería adquirida por un grupo local que ya opera con dos plantas en la provincia, por ahora no habría nada de eso, indicaron allegados a las tratativas.

En cuanto a la planta de Villa Mercedes (ex La Morocha, en la provincia de San Luis), que es la que aún se encuentra operativa, sería cerrada, al igual que Vivoratá (en la provincia de Buenos Aires).

Marfrig, que llegó al país en 2006 en una pelea cuerpo a cuerpo con JBS para liderar el negocio de la carne argentina, llegó a ser el jugador N° 1 y el mayor adjudicatario de Cuota Hilton. Pero en 2012 le cedió a su otro compatriota, BRF, todo el negocio de marcas local, cuando en un intercambio de activos le traspasó Quickfood, la planta de faena y desosado de San Jorge (Santa Fe), las de elaborados de Martínez, Baradero y Pilar y la de vegetales de Arroyo Seco. Marfrig también llegó a tener la principal cabaña del país, al comprar Pilagá, con genética Hereford, que también vendió.

JBS, que a la par había adquirido siete plantas en el país, vendió una, cerró otras y solo se quedó operando con Swift, en Rosario, la principal. En tanto, las dos principales empresas cárnicas estadounidenses, Cargill y Tyson, que como las brasileñas habían desembarcado en la década pasada, también se retiraron de la producción de carne de Argentina.

La política de restringir arbitrariamente las exportaciones y controlar los precios internos fue lo que hizo estallar las excelentes perspectivas que mostraba el negocio de la carne en el país en la primera mitad de los años 2000, primero destruyendo el precio de la hacienda (lo que derivó en la pérdida de 10 millones de cabezas del stock nacional), y luego, con la creciente inflación y el aplastamiento artificial del dólar, arrastrando la rentabilidad de los frigoríficos.

FUENTE: Faxcarne

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