Consumo interno o exportación: qué negocio ganadero saca ventaja hoy
El negocio ganadero se tienta nuevamente con el cortoplacismo. El año pasado, luego del reacomodamiento del tipo de cambio, los precios relativos de los insumos se encarecieron respecto al precio de venta de la hacienda terminada.
Se hablaba entonces de la necesidad de producir más kilos por animal para "dar vuelta" la relación compra venta y hacer rentable el negocio. Asimismo, teníamos un clima efervescente de expectativas. Una nueva oportunidad de volver con nuestras carnes al mundo animaba a toda la cadena.
Sin embargo, las principales variables que intervienen en la toma de decisiones de los productores juegan hoy a favor de una producción consumera. Cinco factores inclinan el negocio a los plazos inmediatos del mercado interno:
Durante el primer semestre de este año, la relación de compra venta de hacienda estuvo por debajo de los valores de 2016. El precio del gordo aumentó un 13% mientras que la invernada lo hizo en un 8 por ciento.
El maíz está barato en términos relativos con respecto al precio de la hacienda. Si bien subió su cotización luego de la devaluación de 2016, la hacienda también creció en precio y en forma más que proporcional al cereal. Hoy, con 76 kilos de novillo se compra una tonelada de maíz, mientras que en el período 2003-2016 la relación fue, en promedio, de 104 kg de novillo/tn maíz.
Desde la demanda, el mercado interno sigue mostrando firmeza, ya que consume el 90% de la producción y prefiere la carne de ternero y ternera por sobre las demás opciones. Se premia en el mercado el ternero/a liviano de buena terminación y se castiga en precio la carne de animales pesados.
Las exportaciones crecen lentamente, por debajo de las expectativas de 2016. Los volúmenes enviados al exterior fueron un 20% superior a los de 2016. Los altos costos internos restan competitividad a la industria frigorífica y le ponen un límite al precio pagado por un novillo en pie. Por otra parte, el mercado interno paga muy bien la carne, con casos que una res de novillo en gancho se paga más cara en el mercado interno respecto del externo.
Hay dos aspectos vinculados a lo financiero. El primero, el tiempo de terminación de un ternero destetado es de 120 días. Permite recuperar en un plazo corto el capital invertido y realizar hasta 3 ciclos por año. El segundo, el descalce financiero que implica para un criador estirarse a una recría. Los costos de implantación de pasturas y verdeos coinciden con meses del año sin ingresos, e implican la postergación de ventas de terneros al menos por 6 meses.
En números, la terminación de un ternero liviano a corral presenta actualmente muy buenos resultados. El margen bruto por cabeza de un ternero ingresado con 170 kg (37,30 pesos por kg) y terminado a los 330 kg brutos (35,44 pesos por kg) es de $ 1400/cabeza con maíz propio (FAS-gastos comerciales y flete largo), y de 1108 pesos por cabeza con maíz comprado (precio FAS). En ambos casos se consideraron gastos comerciales de 6% para la compra y venta.
Manteniendo los mismos costos de comercialización, la opción de ingresar un ternero recriado de 280 kg ($ 31,61) y llevarlo a los 440 kg ($ 32,31) deja un margen de $ 300 por cabeza con maíz propio, y -210 pesos por cabeza con maíz comprado. Además, hay que considerar la baja disponibilidad de animales recriados para reponer a lo largo del año, y el tiempo de inmovilización de capital que implica un ciclo largo de producción.
Más allá de las relaciones de precios instantáneos del primer semestre, se debe considerar una posible concentración de hacienda liviana en la segunda mitad del año, con su consecuente caída de precios. A su vez, los costos de reposición (70%-75% de los costos de producción) tienen un crecimiento estacional desde julio hasta noviembre.
Hasta que no comience a operar en forma plena un mercado de precios futuros para la hacienda vacuna, la mejor opción será diversificar las ventas durante el año, evitar las bajas estacionales de precios y poder ubicar cada producto en el mejor momento u oportunidad de negocio. Romper el cortoplacismo es el desafío más fuerte que enfrenta la ganadería. El tiempo irá dando la previsibilidad que el sector demanda y los precios harán el resto.
El negocio ganadero implica plazos largos y de nada sirve avanzar mirando el espejo retrovisor. A medida que se reacomoden las variables macroeconómicas y la oferta de novillos comience a aparecer, se abrirá un mercado más amplio. El objetivo es quebrar el límite de 43 millones de consumidores y dar el salto a la potencialidad de un mundo de más de 7000 millones de habitantes.
FUENTE: La Nación