¿Por qué el mundo seguirá comiendo carne?
En los últimos 60 años, la población mundial casi se ha triplicado. Crecimos de 3 a 8 mil millones de personas. En tanto, el consumo de carne pasó de 71 a 343 millones de toneladas al cierre de 2022, quintuplicándose. El consumo per cápita pasó de 24 a 46 kg por persona al año.
Hoy en día, este consumo se puede segregar en 39% pollo, 33% cerdo, 23% vacuno y 5% carne de ovino y caprino. Este ritmo de crecimiento es sorprendente y está justificado, dada la creciente población de personas que pueden permitirse fuentes eficientes de proteínas, que son más caras que las verduras y los cereales.
Por regla general, cuanto mayor sea el PIB per cápita de un país, mayor será su consumo de carne por habitante. Y no por casualidad, cuando aumenta la renta, aumenta también el consumo de carne y, en consecuencia, se reduce el consumo de verduras y cereales.
Prueba de ello es que los mayores consumidores de carne en el mundo son Estados Unidos, Australia y Nueva Zelanda, con un consumo medio de 110 kg por habitante al año. Otros mercados también con alto consumo son Canadá, Europa Occidental, Argentina y Uruguay.
El consumo en estos países ni siquiera se acerca al observado en países africanos, como Burundi, o países como Bangladesh e India, que es de aproximadamente 5 kg por habitante y año. En Brasil, para tener una referencia, el consumo es, en promedio, de 80 y 90 kg de carne por habitante, por año.
El mayor socio comercial de carne de Brasil es China y sirve como ejemplo de cómo el crecimiento de los ingresos y el fin de la pobreza se reflejan en un aumento en el consumo de carne, de 5 kg en la década de 1960 a los 58 kg actuales, cerrados en 2022.
Según FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), para 2030 se espera que el consumo aumente otro 15%, con los países emergentes y en desarrollo como motor de este crecimiento.
Hoy, el 67% de la producción brasileña se destina al consumo interno, según datos de la ABPA (Asociación Brasileña de Proteína Animal), lo que no ha impedido que Brasil se destaque como el mayor exportador mundial de carne vacuna. Habiéndose convertido también en protagonista en el acceso de los países pobres a proteínas eficientes, seguras y de calidad. Y nada de eso impidió que el nicho vegetariano vegano creciera también.
FUENTE: Forbes