Qué oportunidades puede brindar el mercado de México a la carne argentina
La Argentina está muy cerca de la anhelada habilitación, sólo falta ultimar detalles. Cómo fue la evolución mexicana en las últimas décadas en cuanto a producción, consumo y comercio exterior. Un caso que pone de manifiesto la urgente necesidad de avanzar en la apertura de otros mercados para la carne argentina
Tras negociaciones que se extendieron por ocho años, faltan ultimar pocos detalles para que se haga realidad la habilitación mexicana a la carne vacuna argentina sin hueso.
A mediados de año vino una misión sanitaria para una inspección in situ, de campos y de plantas. Ya se conoce la lista de 22 plantas habilitadas para exportar carne.
Falta el último acuerdo para definir el texto de los certificados sanitarios que acompañarán los cargamentos, lo que será en cuestión de días ya que ambos gobiernos quieren terminar el proceso.
Quedará por ver cómo funciona el tema de la presencia de inspectores mexicanos en territorio argentino, que por la cantidad de plantas y la extensión geográfica impone mayores dificultades que las que tienen los inspectores en, por ejemplo, Uruguay para las mismas tareas o en nuestro Valle de Río Negro para las frutas.
Más allá de estas minucias, la noticia es para celebrar abiertamente. México no había aprobado las carnes argentinas ni siquiera durante el corto período en que el país había logrado el status de libre de aftosa sin vacunación (2000).
Las oportunidades de México
Se trata de un mercado que ofrece nichos interesantes. Si bien no es el mismo que hace 30 años, caracterizado como un importador neto de carne vacuna y un gran exportador de hacienda en pie para ser engordada en EE.UU., tiene precios internos similares a los de sus vecinos y socios en el T-MEC, que reemplazó al NAFTA hace dos años.
Además, la carne argentina es un producto de gran prestigio pese a que nunca entró en ese territorio.
Desde hace décadas hay parrillas que se auto promocionan como “argentinas” o “con carne argentina”, lo que no podía ser cierto pero se usaba por la imagen del producto.
A partir de la firma del NAFTA, a mediados de los ’90, la ganadería mexicana mostró un gran desarrollo.
Pasó de un pico de importaciones del orden de las 400 mil tec anuales a principios de siglo a las 200 mil actuales.
A su vez, de ser un exportador muy marginal hoy embarca más de 300 mil tec, con lo que su saldo neto mudó de -400 mil tec hace 20 años a las +150 mil tec de la actualidad.
Además de su comercio con EE.UU. y Canadá, tiene acuerdos y corrientes comerciales con la UE, China, Japón y Corea del Sur, entre otras, gracias a su buen status sanitario.
En materia de comercio de ganado, mientras se mantuvo exportando alrededor de un millón de cabezas anuales, aunque con grandes oscilaciones, redujo sus importaciones de 200 mil por año a 100 mil. La mayor parte del comercio es con EE.UU. y algo con Canadá.
Este cambio fue posible a la par de un buen aumento en su producción interna, que evolucionó de un valle de poco más de 1,5 millones de tec hace 15 años a los casi 2,2 millones de hoy.
También tuvo una fuerte caída en el consumo interno per cápita. Desde 2000-2002 pasó de más de 23 kilos a 14, con una pérdida de un tercio de aquel total. La internalización de los mayores precios de sus vecinos ha de haber sido la principal causa de este curso.
Con todo esto, no deja de ser una noticia para celebrar. Por el avance sanitario de la carne argentina y por los nichos y valores concretos que ofrece el mercado, aunque no sea lo que una vez ha sido.
Una última reflexión tiene que ver con que estas aperturas no hacen sino señalar el atraso que tienen la Argentina y el Mercosur en su relacionamiento comercial. Cada nuevo mercado que se abre nos muestra que competimos en desventaja, ya que muchos países exportadores de carne tienen acuerdos que les permiten introducir su producto con menores aranceles. Este tema tiene que volver a tomarse en serio alguna vez.
FUENTE: Miguel Gorelik - Valor Carne