Monday, 07 February 2022

Polémica: ¿El veganismo total ayudaría a conservar más el planeta?

Polémica: ¿El veganismo total ayudaría a conservar más el planeta?

Volvió la polémica a partir de un artículo que asegura que de esa manera se podría liberar tres cuartas partes de la tierra productiva mundial. Por qué los especialistas consideran que es una falacia y qué pasaría si se diera esa transformación a escala global

 

Un nuevo artículo renovó esta semana la polémica sobre la conveniencia ambiental de la transformación de la dieta humana al veganismo total. Allí se asevera que si todos fuésemos veganos, se necesitaría cultivar apenas un cuarto de la tierra apta en el mundo.

Sin embargo, no fueron pocas las voces que se levantaron, especialmente a través de las redes sociales, para desmitificar esa conclusión que al parecer no se ajustaría estrictamente a datos científicos y a la realidad.

José Jáuregui es ingeniero agrónomo y doctor en Agronomía, docente de la cátedra de Forrajes e investigador de la Universidad Nacional del Litoral con sede en Esperanza, Santa Fe. Fue uno de los que decidió inmiscuirse en la discusión para intentar echar algo de luz al debate.

En diálogo con Tranquera Abierta, el especialista comenzó explicando que “hay algunas evidencias especialmente en lo referido a los sistemas de producción animal más intensivos, como ganadería feedlot, cerdos o pollos, que demandan una cantidad importante de hectáreas para la producción de granos que terminan en la alimentación de esos animales. En ese punto hay un matiz que es cierto. Si se reduce a cero el consumo de animales, se liberaría una cantidad de hectáreas importante que se usan para alimentación directa de esos animales”.

Pero inmediatamente aclaró: “Lo que se omite decir es que el rumiante no necesariamente come ese grano, sino que puede comer subproductos. Y hay que tener en cuenta que el porcentaje del total de la tierra que efectivamente se puede liberar es el 40% porque el otro 60% es tierra no apta para cultivos. Entonces cuando uno dice que con el cambio de alimentación se usaría un cuarto de la tierra arable del mundo, es porque se considera que el uso de esa tierra es intercambiable. Se sostiene que ese pastizal se puede transformar en cultivo de arveja, soja, poroto o cualquier cultivo proteico y eso claramente no es así. El problema del mundo hoy no es por falta de energía o alimentos, sí de distribución y sobre todo de proteína, en cantidad y calidad.

- ¿Entonces hay un problema de desconocimiento del uso de la tierra en la base del argumento?

- La realidad es que la hectárea de pastizales no es apta para cultivos; no se puede meter soja. Lo que nace ahí es pastizal, que es de bajísimo valor nutritivo para el ser humano; y el único animal capaz de transformarlo en productos de alto valor biológico y en proteínas son los rumiantes. Es como que se mezclan muchas cosas. Entiendo el punto de reducir el uso de superficie terrestre por menor producción animal, pero cuidado porque hay animales que son muy eficientes en algunas superficies en donde otra cosa no se puede hacer. Y como contracara, ¿qué se hace con todos los animales?

- ¿Qué se hace?

- No lo sé, porque no lo dicen. Hay cientos de millones de vacas en el mundo; de hecho hay dos rumiantes por cada ser humano. ¿Las largamos, les abrimos las tranqueras? Es esperable que la población crezca en ese caso. En definitiva la tierra va a seguir estando ocupada por rumiantes, por cerdos, por aves que van a seguir comiendo. Además, no hay grandes depredadores.

- ¿Entonces se puede reducir el uso de la tierra como se plantea cambiando la dieta?

- La reducción del uso de la tierra que dicen es parcialmente cierto, pero nunca en ese nivel. Y también, la otra cuestión, es qué implica la transformación de esas zonas de pasturas y pastizales que cumplen un rol ecológico importante, que fijan carbono, que tienen un rol ambiental. ¿Qué pasa si ahí hago agricultura? Creo que no está claro el argumento que sostienen. Yo considero que podemos hacer un cambio en nuestros hábitos, pero cuando uno ve el impacto que tiene la alimentación en términos del cuidado del ambiente y el cambio climático, es muy menor.

- ¿Cómo es eso?

- El impacto más fuerte está en hábitos de consumo de otra índole, vinculados especialmente a la energía fósil. La reducción de emisiones por cambiar nuestra alimentación puede ser 10%. El resto pasa por otro lado.

- Sin embargo el debate por el impacto de la ganadería en las emisiones también suele reflotarse a menudo...

- Hay un viejo número que salió de un trabajo de la FAO en 2006 que hablaba de “la larga sombra del ganado” que fue un primer informe infame en donde apareció todo el drama de la ganadería. Y decían que emitía más que el transporte. Una barbaridad que fue refutada científicamente, pero que sin embargo todavía hoy algunos siguen mencionando. Ese trabajo estaba básicamente mal hecho, metodológicamente estaba mal. A raíz de eso sale un nuevo informe de la FAO, en 2013, que da cuenta de otro valor mucho menor de emisiones de la ganadería. En total, es responsable del 6% entre carne y leche. Si uno le suma el cambio de uso de la tierra, que en algunos casos está vinculado al desmonte, algo que debería dejar de realizarse, puede llegar al 10%. El transporte, por ejemplo, es responsable del 20%.

- Hace poco tiempo el IPCVA y el INTA presentaron un trabajo en donde se habla de balance, no de emisiones solamente...

- Sí. Lo que dicen los trabajos nuevos es que si se toman sólo emisiones se podría comparar burdamente una vaca con un auto. Pero este último es un emisor neto durante todo su ciclo; en cambio la vaca es parte de un sistema que incluye pasturas y que presenta posibilidad de captar dióxido de carbono. Hay en el último tiempo muchos trabajos en este sentido, como el del IPCVA, la Mesa Argentina de Carne Sustentable, INTA, y otros organismos que piden mirar el balance, el potencial de secuestro. En ese camino hay mucho por hacer en pasturas, sistemas silvopastoriles, pastizales naturales. Y ahí está el desafío, que se debe comunicar mucho mejor porque en muchos casos se lo hace deficitariamente o se habla en el circuito cerrado del sector. Y la sociedad por ahí está al margen de todo esto y la idea que le queda es “todo lo que contamina la vaca”.

- ¿Por qué el veganismo parece imponerse en ese terreno?

- Porque hay mucho dinero atrás. Hay intereses económicos muy grandes, mezclado con grandes figuras que respaldan estas posturas. El vegetarismo siempre existió y uno no lo ve juzgando la dieta del otro. En algunos casos en los veganos se mezclan más las cosas y se convirtieron en algo más que una forma de comer. Y entonces salen cosas como estas de usar menos tierra para cuidar el planeta, proteger a los animales porque son seres sintientes, colaborar con la reducción del hambre porque se liberan hectáreas, combatir el cambio climático, entre muchas otras frases que escuchamos a menudo, todas mezcladas. Son todos mensajes de alto impacto y que encuentran una gran permeabilidad en la franja más joven de la sociedad. Y es propio de las generaciones jóvenes querer cambiar el mundo, es lógico. Pero el problema de raíz en este caso es la falta de asidero científico en muchas de estas cosas que se dicen.

- Mencionabas el rol de algunos famosos...

- Claro, pensemos en raperos, Bill Gates, o el propio Joaquin Phoenix que cuando le dan el Oscar al mejor actor en 2020 por el Guasón hace una declaración sobre el veganismo, la leche, los animales y fue un mensaje que llegó a 300 o 400 millones de personas que lo miraban en ese momento. Fue impresionante el alcance. Y también pensemos que buena parte del veganismo está integrado por personas de clase media o media alta. Pensemos en Argentina, una persona de clase media baja o baja demanda alimento y si puede comer carne mejor. Y ni pensar en la distribución geográfica, porque en los grandes centros urbanos sí hay acceso a determinados alimentos, pero en los pueblos del interior es otra realidad. Pero se ve mucha gente joven que es parte de eso. El sub 25 digamos, es cada vez más permeable a este mensaje.

FUENTE: Puntal

 

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