Análisis del mercado mundial de la carne vacuna

El exportador Fausto Brighenti explica qué pasa con la demanda internacional de carne vacuna y los motivos que llevaron a la fuerte caída de las ventas al extranjero en enero.
Hace pocos días llegamos de la Gulfood de Dubai, una feria que cada vez va ganando más espacio en el circuito mundial de este tipo de eventos y en el que se nota una participación creciente de los empresarios de países exportadores e importadores.
La representación argentina fue muy buena: hubo una cantidad mayor de frigoríficos y exportadores acompañados -como es habitual- por el IPCVA, que cumple una función importante de soporte y ayuda para la con creción de negocios.
Lo que notamos es que China volvió con fuerza renovada al mercado mundial. Tras los festejos de año nuevo en ese país, sus importadores están necesitando de abastecimiento, en parte por su creciente demanda interna del producto, pero sobre todo porque Brasil y Argentina, dos de sus mayores abastecedores, están reduciendo la oferta.
En el caso de Brasil hay menos oferta, porque los ganaderos entraron en un proceso de retención y reconstrucción de sus existencias.
En el de Argentina, la menor oferta de carne tiene que ver sobre todo con las malas condiciones de competitividad exportadora. Cuando se hacen las cuentas, con un dólar a mil pesos, el negocio no cierra. Esa falta de competitividad queda reflejada en las estadísticas oficiales, que dan cuenta de una caída del 25% en el volumen despachado en enero y de 50% en las ventas a China. Y esto se da a pesar de que está pagando precios más altos que semanas atrás.
En la feria lo que vimos fue un aumento de 200 a 300 dólares por toneladas en el producto commoditie, que es el set de 16 cortes de carne de vaca. Eso significa que están ofreciendo 4.800 dólares por tonelada.
El USDA pronosticó que este año la demanda china de carne vacuna volvería a crecer y que el incremento sería de 1% en volumen, pero el aumento de precios sería mayor, debido a la escasez que está demostrando la oferta. Lo que Brasil y Argentina dejan de comercializar no puede ser reemplazado en otros orígenes y eso obliga a sus importadores a competir más y pagar precios más altos por lo poco que encuentran.
Además, aparece con fuerza como importador el mercado de los Estados Unidos, donde también se está dando un proceso de reducción fuerte de la oferta y de retención de hacienda, luego de unos tres años de liquidación, lo que derivó en incrementos a niveles muy altos del precio del ganado y, por lo tanto, de la carne.
Este es también un destino interesante y creciente para la Argentina. En los últimos años fueron aumentando los niveles de venta a los Estados Unidos y entendemos que este año seguirá esa tendencia.
Cabe destacar que Brasil, en tan solo los primeros 15 días del año, cubrió la cuota “Otros Países”, lo que evidencia sus necesidades de abastecimiento. La Argentina el año pasado exportó su cupo, pero también mucho por fuera de esa cuota, pagando los aranceles correspondientes.
El comercio con ese destino se vería incrementado si se llega a concretar un acuerdo de libre comercio, para lo cual falta mucho, pero entendemos que se salió del punto cero. De ser así se volvería un mercado muy interesante, sin techo, ya no habría restricciones de volúmenes ni de aranceles.
Lo mismo esperamos de México, un mercado nuevo con el que también habrá oportunidades de negocio.
Al igual que China, la Unión Europea está pagando mejores precios. Se está hablando de valores de la Cuota Hilton en torno a los 16.000 dólares la tonelada; es un precio muy bueno, el problema lo tenemos con el costo de la materia prima.
El valor del novillo, situación cambiaria mediante, es de más de 4,80 dólares por kilo de carne, es el más alto -por lejos- del Mercosur. Para los exportadores el costo de producir un kilo de novillo en gancho es 45% mayor al de Brasil y 15% superior al de Uruguay. Eso explica la caída que hubo en el inicio del año de las ventas a ese destino.
No es posible crecer en exportaciones cuando se tiene esta situación cambiaria, cuando la moneda es tan fuerte, los costos aumentan en dólares y la materia prima es tan cara.
El encarecimiento del novillo no tiene que ver sólo con lo cambiario, se explica también por la falta de animales. Argentina hace 20 años decidió castigar a las exportaciones, decidió desalentar las ventas al extranjero y perjudicar a los que apostaban por la producción de animales pesados y de calidad y generó políticas de aliento a la terminación de hacienda liviana con destino al mercado interno.
Un tercer problema es la presión impositiva, más allá de todas las cuestiones y distorsiones que tiene el esquema local a la exportación de carne de novillo, todavía se la castiga con el impuesto a la exportación. La actividad soporta todavía retenciones de 6,75%. Es un porcentaje muy alto, que además no debería existir.
Los perjuicios de esas decisiones se reflejan en la caída del stock de novillos y por eso no contamos con la carne suficiente para atender a nuestros clientes y por eso mismo los exportadores terminan convalidando precios por la materia prima que el negocio no permite.
En el último mes la caída de los niveles de venta da cuenta de que se puso un freno a esa situación y de que las empresas no pueden seguir operando en esas condiciones.
Creemos que el año se presenta desafiante: hay datos positivos como la creciente demanda mundial, pero tal como está planteado el esquema en nuestro país, los precios internacionales deberían ser muy elevados para que se puedan hacer negocios con cierta normalidad. De continuar la situación actual, habrá serias dificultades. Durante los últimos años la fuerte demanda de China disimuló ineficiencias del sistema que ahora quedan al desnudo. Hay cuestiones que requieren de correcciones -para que el negocio tenga viabilidad- y de medidas de fondo para que se vuelvan a producir novillos y la Argentina cuente con carne de calidad en cantidad para ofrecer al mercado mundial por fuera de lo que se lleva China.
FUENTE: Informe Ganadero