La (debatida) trazabilidad electrónica deberá esperar hasta 2026

“¿A alguien se le ocurre pensar que en los próximos 5 o 10 años el mundo no va a exigir esto? Ya no se puede seguir procesando carne vacuna que genere riesgos al consumidor”.
Para el analista ganadero Víctor Tonelli, el sistema de trazabilidad electrónica individual para bovinos, bubalinos y cérvidos, que debía comenzar el sábado 1 de marzo, y que se aplazó para el jueves 1 de enero de 2026, alude a un control sanitario inmejorable, ya que —sostuvo en Bichos de Campo— “hoy es relativamente dudoso por las fallas en la forma manual en que se registra”.
Ya desde fines de 2024 fueron mucho más relevantes las incertidumbres que las certezas acerca del tema, algo que se acentuó desde los primeros días del año, hasta que, como se preveía aún entre los más optimistas, la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca de La Nación (SGyP), mediante la Resolución 71/2024, resolvió la prórroga de la puesta en marcha del sistema obligatorio de trazabilidad.
¿Qué pasó? “El licitante comunicó formalmente su imposibilidad de cumplir con la entrega de los dispositivos en las condiciones, cantidades y plazos previstos en el pliego”, informó el Gobierno.
Se agregó que “dada la proximidad de la fecha de entrada en vigencia de la norma en cuestión, resulta fácticamente imposible abastecer la demanda de dispositivos electrónicos necesarios conforme las condiciones, metodología, y tiempos previstos”.
La alusión es para el consorcio integrado por la empresa de origen suizo Datamars y una filial local denominada Farm Tech Argentina SA.
Se trata de la ganadora de la licitación que realizó el Estado nacional para adquirir 23,5 millones de caravanas electrónicas, contemplándose que 10 millones de ellas debían ser entregadas antes del 31 de marzo del corriente año (algo que, efectivamente, no se concretará).
Tras no pocas discusiones sobre el costo de la caravana electrónica (léase el eje central del debate), el Estado se ha comprometido a haberse cargo durante el primer año del sistema luego de la confirmación del acceso a una línea de crédito de un organismo del Banco Mundial (BM).
Desde el Gobierno sostienen que la trazabilidad electrónica permitirá posicionar a la cadena de ganados y carnes argentinas ante mercados y consumidores cada vez más exigentes, tanto a nivel nacional como internacional, y le aportará al productor una herramienta para contribuir al mejor seguimiento y gestión del rodeo.
También que con esta iniciativa la Argentina se suma a una tendencia irreversible en el comercio mundial, al tiempo que ofrece previsibilidad y garantiza algunos de los requerimientos de los países donde puede ingresar con su producción, como la Unión Europea, Japón (el tercer comprador de carne del mundo), Corea del Sur y Arabia Saudita.
Por estos días, la identificación animal es obligatoria mediante el sistema de caravana numérica y voluntaria. La que se implementará desde el 1 de enero de 2026 prevé simplificar la tarea del productor ya que, mediante una tecnología de fácil aplicación, obtendrá datos para alcanzar un manejo más eficiente del rodeo y subsanar errores propios de la lectura analógica de las caravanas.
En este sentido, la trazabilidad electrónica prevé reforzar el seguimiento de tratamientos sanitarios sobre el animal y facilitar las condiciones para dar una respuesta rápida frente a eventuales brotes. Mirando con faros largos, la flexibilización de los requisitos de vacunación se podrá apreciar en la información provista por la trazabilidad del rodeo.
Si la exportación es el objetivo que pondrá en forma definitiva a la carne vacuna argentina en otro nivel, está claro de que la trazabilidad electrónica debe estar incluida.
FUENTE: La Nueva