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Producen carne certificada con marca propia y la exportan a un emblemático país europeo

Entrevista al Ing. Agr. José Guglialmelli de la empresa Purtierra, propiedad de un grupo de inversores suizos, que comercializa la carne con marca Ojo de Agua en supermercados y restaurantes de Suiza, y de otros países de Europa.

Cuando los actuales dueños compraron Ojo de Agua, hace unos 25 años, allí funcionaba un haras de caballos pura sangre de carrera, que ya estaba en declive. Pensando que ese campo siempre se había distinguido en la zona, pensaron en hacer también algo distinto.

Lo intentaron tratando de producir carne orgánica, pero la experiencia no resultó. “No se pudo lograr calidad y cantidad de producto, porque en esta zona hay un ambiente húmedo y crece mucho todo lo bueno y todo lo malo. Entonces, entendimos el mensaje, pero nos seguimos manejando con la premisa de que el animal que esté acá tiene que estar lo más natural posible: libre, sano, bien cuidado, con los estándares de calidad que pide el mercado y respetando el bienestar animal y el de la gente que trabaja acá, que también es una característica que tiene Ojo de Agua: Quienes trabajamos acá estamos orgullosos de pertenecer y hacer lo que hacemos”, afirma Guglialmelli.Festuca, pasto ovillo, cebadilla y alfalfa.

Festuca, pasto ovillo, cebadilla y alfalfa.

Tras la experiencia orgánica, el objetivo fue lograr una producción a pastoril de carne que le asegurara los consumidores suizos contar con esa característica de la carne producida en Ojo de Agua. Por eso, el establecimiento tiene una certificación para poder ingresar con su producto a Suiza, un mercado muy exigente.

Esa certificación garantiza que no se usan hormonas ni antibióticos en alimentación de los rodeos de cría y de engorde y que “si agregamos algún alimento a la dieta, tiene que ser producido en el campo, declarado, trazado, y que no se suma nada de fuera del establecimiento”. Es una certificación que se ofrece privadamente a los destinos de exportación. La hace una certificadora germano-chilena que visita campo una vez por año, lo recorre y también verifica el tratamiento del ganado en de la playa de faena del frigorífico con el que trabaja Ojo de Agua.

En tanto, hace 2 años, con la colaboración de las empresas Corteva y Carbon Group, iniciaron un proceso de certificación de huella hídrica y de carbono: “No solamente de la ganadería y la agricultura, sino también de los inquilinos que producen en el campo. Sometimos a revisión todo nuestro sistema para saber dónde podemos corregir, desde el punto de vista del carbono y la huella hídrica, y cuál es el potencial de captura, a fin de poder certificar y emitir bonos, para saber cuánto carbono captura nuestra producción o si es carbono neutro; y si no lo es modificar lo necesario para lograr ese objetivo. Estamos en la segunda de 4 etapas; concretamente en los análisis de suelo, recabando información técnica para que nos devuelvan sugerencias y el estatus del campo”, explica Guglialmelli.

Marca propia

Las certificaciones que Ojo de Agua tiene de sus cortes frescos de exportación envasados al vacío le permiten acceder, en Suiza, a un canal de ventas diferenciado, al tiempo que la empresa está articulando los requerimientos europeos que fija la plataforma Visec.

Actualmente exportan sus cortes con marca propia a Suiza, a través del frigorífico Frimsa de Escobar (Buenos Aires), al tiempo que han realizado pruebas para ser usuarios de faena en la planta Carcarañá (Santa Fe) del frigorífico Mattievich. Esos cortes también se pueden degustar en el restaurante Ojo de Agua, en Zurich, Suiza.En Ojo de Agua utilizan pasturas consociadas de festuca, pasto ovillo, cebadilla y alfalfa.

En Ojo de Agua utilizan pasturas consociadas de festuca, pasto ovillo, cebadilla y alfalfa.

“Con el equipo comercial y el de marketing se está haciendo mucho hincapié en que realmente nuestra carne es a pasto y tiene un valor agregado, un trabajo y una calidad diferente. Queremos que el consumidor europeo, cuando tenga que comprar un corte u otro, sepa lo que está llevando”.

FUENTE: Clarín Rural