“Hay que invertir en los años duros para estar preparados para exportar”
Carlos Riusech vicepresidente del Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas explicó por qué dejar de apostar a la competitividad interna en ciclos recesivos es contraproducente.
Desde la puesta en marcha de los primeros saladeros, la carne vacuna se transformó en una de las exportaciones idiosincrásicas del país. Con el tiempo, su lugar en la oferta exportadora fue superado por las commodities agrícolas, pero aún se mantiene como uno de los productos con “marca país” más fuerte.
“La carne argentina siempre mantiene su buena reputación, sobre todo en Europa, que es el mercado de precio al que abastecemos”, dice Carlos Riusech, vicepresidente del Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas (ABC) y CEO de Frigorífico Gorina. La compañía que dirige fue la mayor exportadora de carne vacuna del país entre 2015 y 2017, con una proyección de venta al exterior de 38.000 toneladas para el año en curso, que representa un 26% de alza interanual.
P-¿Cómo procura ganar mercados?
R-Manejamos un producto que tiene las características de una commodity, por lo cual el costo es un tema relevante. Tenemos un plan estratégico consistente en utilizar al máximo la capacidad fabril instalada y tener un control de costos permanente. Sentimos que tenemos clientes en los dos extremos: el productor es un cliente y luego contamos con los clientes locales e internacionales. Damos una atención personalizada: todos los productores tienen una devolución directa de alguno de nuestros operadores el día que entregaron la hacienda y lo mismo hacemos con nuestros clientes.
P-¿Cómo se diferencia de sus competidores?
R-En momentos en que había un cuadro bastante depresivo en el sector, diagramamos una nueva despostada con capacidad de atender toda nuestra producción. La función de producción de la industria frigorífica tradicionalmente es una especie de embudo: se faena un volumen, pero se puede despostar un volumen inferior; se congela menos y la capacidad de almacenaje es menor aún. Nosotros aggiornamos todos los sectores para que el flujo fuera constante: podemos despostar todo lo que faenamos, congelar todo lo que despostamos y almacenar todo lo que congelamos, para que no haya cuellos de botella. Ese nuevo sector de desposte, comparable al de países más avanzados, nos da una capacidad de producción de 4500 cuartos o 160 toneladas diarias en un turno. Faenamos alrededor de 27.000 cabezas mensuales.
P-En el pasado reciente se producía cierta tensión entre la exportación y el abastecimiento del mercado interno. ¿Cómo cree que evolucionará este tema en el futuro?
R-Esos temores han sido despejados, porque el año pasado la exportación pasó de 230.000 a 313.000 toneladas, y este año vamos a tener un crecimiento del 30% (un volumen proyectado de más de 400.000 toneladas). Sin embargo, no hay inconvenientes con el consumo. La oferta local de todas las carnes pasó de 5 a 6 millones de toneladas. Está garantizado el abastecimiento.
P-¿Hacia dónde deberían apuntar las negociaciones de acuerdos comerciales para que crezcan las exportaciones del sector?
R-Hay tres frentes bien claros: uno es Estados Unidos, donde ya completamos todos los requisitos. Hay un tema político, pero pensamos que es cuestión de tiempo. Un segundo objetivo es la Unión Europea y el tercer frente importante es China, donde se han obtenido los mayores logros; hoy es el 54% de nuestras exportaciones de carnes. Hay conversaciones incipientes con México y debemos destacar la apertura de Japón.
P-¿Cuáles son sus próximos pasos?
R-Asistimos a ferias internacionales; las tecnologías ayudan, pero el cara a cara sigue siendo necesario. También realizamos permanentemente viajes específicos visitando a los principales clientes. En la mayoría de los casos exportamos a importadores-distribuidores y también llegamos a cadenas de restaurantes en Alemania y plantas productoras de hamburguesas. Somos una planta aprobada para McDonald’s a nivel internacional y hemos concretado envíos a Venezuela, Israel y Rusia con ese propósito.
P-El sector cárnico argentino dispone de una institución dedicada a su promoción, el Ipcva. ¿Qué evaluación hace de su rol?
R-El Instituto de la Promoción de la Carne Vacuna Argentina es un gran apoyo en las ferias: se ocupa de la logística, contrata los espacios de exhibición, el diseño arquitectónico y asume una gran parte de los costos.
P-Si tuviera que señalar un aspecto de políticas públicas que podría ayudar a multiplicar las exportaciones argentinas, ¿cuál sería?
R-Uno de los principales objetivos es competitividad mediante la reducción de la informalidad. Se viene trabajando con buenos resultados en ese sentido; se ha hecho mucho y hay mucho pendiente. Entre lo pendiente se destaca la modernización del consumo, la primera etapa sería pasar de la comercialización de media reses a comercializar por cuartos. Esto permitirá mejor uso de las carnes con beneficio para los consumidores (hoy la falda sale más barata en Barrio Norte y el lomo en La Matanza) y mejores condiciones laborales y trabajo de calidad.
P-¿En qué debería mejorar el sector empresarial para lograr una internacionalización más exitosa?
R-Tiene que demostrar la vocación de continuidad y permanencia en la industria. Ese compromiso se debe plasmar en concretar las inversiones necesarias para colocar a nuestra industria en un nivel de jerarquía internacional. Si se decidió frenar las inversiones en tiempos difíciles, implica una demora de puesta en marcha fabril desde que se enciende la luz hasta que se puede exportar. Hay que invertir en los años duros para estar preparados para exportar cuando las condiciones mejoren.
MINIBIO
Perfil empresario: es contador público (UBA) y CEO de Frigorífico Gorina, una compañía que este año venderá al exterior 38.000 toneladas, es decir, 26% másRol institucional; es vicepresidente del Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas y vicerresidente 2º de la Cámara Argentino-Ucraniana.
FUENTE: La Nación