Martes, 11 Abril 2017

Comercio internacional de carnes:Trump obliga al Mercosur a jugarse

Comercio internacional de carnes:Trump obliga al Mercosur a jugarse

La conmoción causada por el presidente de EE.UU. en el comercio internacional impulsa el reposicionamiento del bloque. Retomar la agenda olvidada para reinsertarlo en el mundo abriría oportunidades a la carne argentina en países de la Alianza del Pacífico, más allá de la Unión Europea. 

 

En su primer mes de presidencia, Donald Trump logró conmover el tablero mundial, incluso en materia comercial, a través de una serie de hechos y anuncios que obligan al Mercosur y en particular a la Argentina a retomar una agenda largamente olvidada en materia de negociaciones internacionales.

El puntapié inicial fue la retirada de EE.UU. del TPP, acuerdo de una docena de países de la cuenca del Pacífico, ubicados en Asia, América y Oceanía. También impactan sus amenazas de renegociar el NAFTA o abandonarlo. Se agregan las peleas con China y México, y su simpatía hacia el Brexit, lo que obviamente genera animosidades en la Unión Europea (UE). Asimismo, pesan sus permanentes diatribas contra el sistema comercial internacional al que acusa de abusarse de su país.

El nuevo escenario

Este contexto de gran incertidumbre está llevando a los demás países a pensar estrategias de reposicionamiento global.

En cuanto al Mercosur, afortunadamente la situación encontró en sus principales miembros, Brasil y la Argentina, gobiernos más proclives a la búsqueda de caminos para reinsertarlo en el mundo. En este sentido, se pueden enumerar varios hechos que dan cuenta de la posibilidad firme de que se tome más seriamente esta tarea.

La reciente reunión de los presidentes Macri y Temer mostró la vocación de ambos de encarar este camino. Al mismo tiempo, la Canciller Merkel, en un mensaje semanal, mencionó su optimismo para avanzar en el muy demorado acuerdo de libre comercio entre la UE y el Mercosur.

Durante la visita de Macri a España, se pidió a este país que colabore con la concreción de la iniciativa y hubo funcionarios argentinos citando a europeos que sostienen que se podría firmar este mismo año, algo sorprendente.

Sinergia latinoamericana

Por su parte, el último encuentro entre Macri y Bachelet permitió organizar una reunión conjunta del Mercosur y la Alianza del Pacífico (Chile, Perú, Colombia y México) para abril, con miras a estrechar lazos entre sus miembros.

En el caso de México, hay varios elementos que permiten ser más optimistas en cuanto a la profundización del comercio bilateral. Ya el año pasado, en una visita del secretario de Agricultura azteca a la Argentina, se acordó negociar el acceso recíproco sin dejar de analizar ningún producto. Hay que recordar que México lleva décadas sin aceptar la carne argentina cruda a causa de la aftosa.

En tanto, tras el triunfo de Trump y de sus bravatas contra este país, el Secretario de Economía mexicano le expresó a sus contrapartes de EE.UU. que Brasil y la Argentina podrían reemplazarlos rápidamente en materia de aprovisionamiento de productos como maíz, soja y carnes, terreno en el que el vecino del Norte tomó gran participación desde la firma del NAFTA.

Está claro que ésta es una carta que juega México con la esperanza de no verse tan afectado en una negociación por la relocalización de numerosas industrias que fueron a México para exportar a los EE.UU. Aunque llegado el caso, no tendrá otro remedio que acercarse más al Mercosur.

Con respecto a la Argentina, próximamente, el secretario de Agricultura mexicano volverá en una gira comercial que busca el abastecimiento de cereales y oleaginosas. También están encaminadas las negociaciones técnicas para habilitar el acceso de carnes.

Oportunidades de la carne

En los países de la Alianza del Pacífico, el crecimiento de sus economías ha aumentado el consumo y la importación de carnes vacunas. Un acuerdo con el Mercosur le daría a nuestro bloque una mayor competitividad frente a sus rivales de extrazona, especialmente los Estados Unidos y Australia.

A título de cuantificación, México y Chile son los principales importadores de carne vacuna de la Alianza. En Chile no hay tanto para avanzar, ya que tiene aranceles muy bajos, del 6%. En cambio en México, sí hay mucho para ganar: con sus 100/200 mil toneladas importadas por año, posee aranceles de 20% para la enfriada y 25% para la congelada, frente a la carne de sus socios del NAFTA que está completamente desgravada.

En cuanto a Perú, cuenta con aranceles del 11% para la carne y no importa cantidades sustanciales. Un caso interesante es Colombia que tiene importaciones muy bajas pero aranceles del 80%, que pueden explicar las modestas compras externas. Con una preferencia de cierto nivel, la carne de la Argentina y de otros países del Mercosur podría hacerse de una fracción de mercado atractiva.

Huelga comentar las posibilidades que tendríamos con la UE si se abriera una cuota de carnes para el Mercosur a partir de un acuerdo interbloques, aunque por el momento Europa lo está negando. Pero se sabe que el rubro tendrá que aparecer, ya que ningún país del bloque regional firmaría en ausencia de semejante producto emblemático para todos sus miembros.

Tampoco hay que olvidar el reciente compromiso de Uruguay de buscar una negociación nada menos que con China, lo que obligaría a los otros países del Mercosur a seguir ese camino.

En síntesis

En la mayoría de estos mercados, las oportunidades para la carne vacuna son halagüeñas.

Toda esta situación creada a partir de la asunción de Trump está forzando a la Argentina y al Mercosur, a tomarse seriamente el tema de los acuerdos comerciales regionales para mejorar su inserción en los canales internacionales. Y al mismo tiempo atraer inversiones.

En concreto, las amenazas del Gobierno norteamericano sobre su nueva participación en las corrientes mundiales, que podrían acarrearnos problemas de importancia, encuentran en esto una mitigación parcial.

Por supuesto que hay que recordar que tales negociaciones requieren de mucho tiempo y de enormes recursos profesionales, por lo que no pueden depender sólo de una intención coyuntural, debiéndose establecer una política de Estado en la materia, compartida por nuestros socios comerciales.

FUENTE: Miguel Gorelik - Valor Carne

 

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