Techo y piso para la ganadería: dólar, consumo y recuperación del “stock”
El precio de la hacienda tiene un techo, dado por el atraso cambiario y la baja del poder adquisitivo; y tiene un piso, después de haber perdido 10 millones de cabezas.
Oferta importante, pero que cambia semana a semana según los feriados y las lluvias. Feedlots llenos, con una oferta de gordo proveniente de los corrales que se espera empiece a crecer en las próximas semanas. Amplísimas zonas ganaderas inundadas o encharcadas, con la napa en superficie; otras zonas con mucho pasto, después de un otoño ideal.
Oferta de carne vacuna, aviar y porcina próxima a la saturación, pero una demanda que no afloja, reforzada ahora por el cobro del medio aguinaldo. Una exportación algo aliviada por la suba del dólar y por el cobro de los reintegros, pero que sigue sin representar más del 9-10 por ciento de la demanda. Sigue el atraso cambiario y la falta de novillos pesados; sigue el costo argentino.
A la mayoría de los frigoríficos que hacen exportación y consumo, les sigue hoy siendo más conveniente vender al mercado local, que en dólares –y con menores exigencias– paga más por la mayoría de los cortes que los mercados externos. El mercado local paga más que los mercados externos de volumen y bajo valor, donde el origen no se diferencia –o se diferencia poco– y donde las cotizaciones de Paraguay o Brasil son siempre inferiores.
El precio de la hacienda tiene un techo, dado por el atraso cambiario y por la baja en el poder adquisitivo de la población registrada en los últimos años. Y tiene un piso: después de haber perdido 10 millones de cabezas, se han recuperado sólo cuatro millones, pero en el ínterin la población argentina creció en más de cinco millones de personas y la oferta actual de carne –con exportaciones restringidas– no alcanza para más de 60 kilos per cápita.
Gasto familiar
Si se mide el gasto de la población en carne vacuna (precio al mostrador por cantidades consumidas) de los últimos 16 años (2001-2016) para el mes de junio, y se lo expresa en pesos de hoy, vemos que la serie comienza en 2001 con un mínimo de 3.754 pesos per cápita (equivalente anual).
En los años posteriores, con el crecimiento del empleo y de los salarios reales, el gasto en carne crece sin interrupciones, hasta tocar un pico máximo en 2012, con 7.673 de hoy per cápita. A partir de 2012, el gasto expresado a moneda constante, no para de caer, hasta encontrar un piso –históricamente alto– de 6.041 en 2015. Durante el año pasado se observa una recuperación a 6.184 pesos y a mediados del año en curso el gasto per cápita se ubica en los 6.246 equivalente anual.
La explicación a esta ligera suba debe encontrarse más por el lado del aumento en la ingesta (3-4 kilos per cápita en el último año) que por el lado del precio de la carne al mostrador que, al igual que el ganado en pie, no ha podido acompañar a la inflación durante el último año. En resumen: el gasto en carne vacuna se ubica hoy un 18,5 por ciento debajo del pico máximo de 2012, pero todavía un nueve por ciento por encima del promedio para el mes de junio de los últimos 16 años.
Cría. Mientras en los últimos 12 meses la inflación fue del 24 por ciento, el precio del ternero británico macho en el mismo lapso subió un 11,7 por ciento y el precio de la ternera (que perdió terreno en términos relativos en las últimas semanas) subió sólo un siete por ciento. En cuanto a la venta de vacas, y considerando que el 30-35 por ciento de los kilos que vende un criador especializado son de esta categoría, debe observarse que la conserva buena sube un 26 por ciento en el último año, mientras que la vaca gorda se valorizó un 12,5.
En forma ponderada, puede decirse que en los últimos 12 meses los ingresos de un criador crecieron un 16,6 por ciento, mientras que la inflación fue del 24 por ciento.
FUENTE: Ignacio Iriarte - Agrovoz