Recomponer nuestros rodeos y aumentar la producción
El próximo cambio de gestión debería inaugurar una etapa de búsqueda de consensos. Un nuevo escenario, beneficioso para todos, que permitirá una renovada interacción entre el sector público y el privado, motivando sinergias como las que pueden realizarse desde el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina, en donde está representada toda la cadena y el Estado nacional.
Ese contexto, con un mundo que será cada vez más demandante de proteínas rojas, nos brinda una nueva oportunidad y nos obliga a trabajar inteligentemente para recomponer nuestros rodeos y aumentar la producción.
De acuerdo con los datos del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) para la próxima década se espera una expansión del consumo de carnes del 12% y en 2050 será necesario producir globalmente 100 millones de toneladas de carne bovina para abastecer la demanda mundial de 9 mil millones de habitantes. Es decir, para los pocos países que pueden crecer en producción de carne vacuna -como el nuestro- el desafío está planteado.
No será una tarea sencilla pero sabemos claramente cuáles son los aspectos primordiales para recomponer el círculo virtuoso de la producción, abasteciendo el mercado interno pero al mismo tiempo recuperando los niveles históricos de exportación (no se trata de una cosa o la otra sino de ambas al mismo tiempo: más carne para poder exportar y exportar para tener más carne).
En principio, debemos seguir bajando los índices de matanza de hembras y terminar con el ternericidio, aumentando paulatinamente el peso de faena mediante incentivos. También será necesario propiciar una mejora en los índices reproductivos de las distintas regiones del país y trabajar urgentemente por la uniformidad del status sanitario. Será un trabajo de largo aliento, como lo es la ganadería misma, pero estamos acostumbrados a poner el hombro por una actividad que históricamente le reportó bienestar a los argentinos y está llamada a ocupar nuevamente un lugar de privilegio.
El escenario está dado, la mayoría de los actores dispuestos y el mundo nos da señales claras. Soplan nuevos vientos para la ganadería argentina y solamente es cuestión de soplar para el mismo lado, pidiendo a las nuevas autoridades que no le den la espalda a esta actividad -que redunda en trabajo, inclusión social, arraigo en los pueblos, movimiento económico y divisas- y poniendo nuestro mejor esfuerzo para el trabajo en conjunto.
Hoy ya nada podemos hacer por la tragedia que vivió la ganadería en los últimos años -que no solamente motivó un achicamiento del sector y una menor disponibilidad de carne sino que, fundamentalmente, dejó a miles de pequeños y medianos productores e industriales fuera de la cancha- pero sí es mucho lo que podemos hacer a futuro.
Los terneros de la próxima campaña estarán listos cuando los argentinos estemos votando por el presidente que sucederá al que recién fue electo. Por eso es tan importante esta vuelta de página en la política nacional que nos devuelva la posibilidad de un diálogo sincero y de previsibilidad para hacer lo que mejor sabemos hacer: la mejor carne del mundo.
FUENTE: IPCVA