El negocio ganadero y su devenir
En el intento de analizar del devenir del negocio ganadero en su conjunto, nos resulta fundamental el estudio de las funciones de oferta y demanda que se puedan suscitar en el futuro mediato a los efectos de prever posibles tendencias en la evolución del precio de los productos ofrecidos para lo que queda del año.
En línea con ello, es que nos resulta importante destacar que habiendo ya atravesado casi la totalidad de la zafra de terneros que los campos de cría configuran año tras año con la estacionalidad de su oferta entre los meses de marzo, abril y junio, ya se proveyó también la materia prima a los feed lots e invernadores tradicionales, a los efectos de que en mayor parte los primeros (hasta octubre), y en forma complementaria los segundos (hasta diciembre), puedan garantizar la fortaleza de la oferta de hacienda gorda que aún se espera ver en el 2017.
Ahora, no menos cierto es también, que la fluidez de la oferta de gordo se supeditará a las condiciones que el clima le presente a ambos sistemas productivos. Este último factor, resulta clave por la presencia de barro y agua en los corrales y praderas, ya que afecta su ritmo, y eficiencia en el engorde, como también su capacidad de entrega (traslado de la hacienda) a los frigoríficos compradores, dada la precariedad actual de los caminos rurales.
Mucho se ha leído respecto de la posible intensificación de la oferta a partir de los primeros días de agosto como consecuencia de la salida del ternero gordo (330Kgs) del feed lot, y su posible incidencia negativa en el precio de dicha categoría, pero no debiera perderse de vista la fortaleza hasta hoy presente y con fundamentos crecientes de la demanda (consumo interno) que pareciera estar dispuesta a absorber cada kilo de carne excedente que se ofrezca en una economía que empieza a dar señales de resurrección, con nuevas paritarias que se cierran, una inflación que se reduce, y elecciones legislativas muy próximas que el gobierno necesita ganar.
Por lo dicho en el último párrafo, es que si bien la curva de evolución normal de los precios de la hacienda gorda suele indicar una depresión de sus valores que se inicia generalmente todos los años desde marzo y/o abril tras alcanzar su mayor valor; durante 2017 y tal cual se observó en el 2016, no se viene registrando y hoy encuentra como explicación, al menos parcial, los inconvenientes enfrentados por los establecimientos en cuanto a logística y demora en la terminación del engorde producto de infraestructura precaria, inundaciones, y barro, que terminan retaceando la oferta de gordo en la plaza.
Al margen del posible retraso en la catarata de gordos que saldrán del feed lot en los próximos días, resulta interesante destacar el reconocimiento de importantes referentes de dicho sector respecto de la presencia de expectativas de rentabilidad aceptable para el último ciclo de engorde, imputando como factor clave para ello, la reducción del impacto en el costo total de las erogaciones en alimentación (costo que se mantuvo relativamente estable), aun cuando hayan crecido incluso por encima de la evolución esperada en los precios estimados del producto final, factores de producción con menor ponderación específica como la Mano de Obra, tarifas, y el efecto de pérdidas de eficiencia por adversidades climáticas.
Por ello, y advirtiendo la promisoria coyuntura del sector es que entendemos coherente una continuidad / mejora de las futura demanda de terneros y consecuente oferta de hacienda gorda en el mercado.
Resumiendo, resulta racional esperar para lo que resta del año un sostenido y consolidado precio para los terneros de invernada, que a diferencia de las terneras, con una recría adecuada, resultan la única materia prima que ofrece condiciones de ser expuesta a un engorde con dietas de alta concentración energética y no terminar (en un gran porcentaje) con exceso de grasa antes del peso mínimo de Faena para el consumo interno, o bien con rechazos por dentición y/o engarzamiento en la evaluación / selección de quienes compren con destino a cuota 481.
Por otro lado, y como factor que también contribuirá a la solidez de dicha demanda, estará una Exportación que viene creciendo lenta pero continuamente, y que requerirá de mayores volúmenes de invernada para la producción de novillos pesados.
En cuanto a las terneras, la evolución de su precio encuentra ciertos interrogantes, ya que la demanda vendrá cooptada por el actual desinterés de los feed lots, y una oferta dinamizada por claras señales de reducción en, la aun presente pero mucho menor, retención de vientres.
Respecto del gordo para consumo interno, como ya se dijo, se esperan precios que se sostengan en base a mejoras marginales pero constantes en el poder adquisitivo de la población, producto de la renovación de paritarias y una cada vez más administrable inflación, así como por cuestiones culturales que hacen de la carne un producto altamente ponderado en la dieta de todo argentino.
Igualmente, sin el ánimo de hacer futurología, y estrictamente por cuestiones de carácter estacional, resulta racional y prudente que se planteen escenarios con precios de terneros gordos con curvas descendentes que coloquen dicha categoría entre 4% y 5% por debajo de los valores actuales para fin de año.
Finalmente, la mayor duda respecto a las fundamentos del precio estarán en las vacas de manufactura, buenas y regulares, dado que si bien han aparecido nuevos actores en su demanda agregada, que la faenan y colocan en mercados como China y Asia en general, la provisión local enfrenta altos grados de incertidumbre respecto de las acciones a seguir por su mayor exponente demandante (JBS Argentina SA), que actualmente se está transfiriendo en propiedad a otro nuevo y localmente desconocido actor brasileño (Minerva), del cual aún se ignoran sus prioridades operativas y su plan de negocio pretendido.
FUENTE: Decisión Ganadera