El camino de la sustentabilidad ganadera
Este martes y miércoles se llevó adelante la Conferencia Regional para la Transformación sostenible de la ganadería en América Latina y el Caribe en el Centro de Convenciones de Punta del Este. Un dato no menor es la organización conjunta de esta actividad entre el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, el INAC y la FAO.
Justamente esta oficina de la ONU ha sido acusada desde la publicación de la primera estimación del impacto de la ganadería en el cambio climático (mal) titulada «La larga sombra de la ganadería», de causar graves daños a la ganadería y de ´presentar datos erróneos sobre el impacto de la ganadería sobre el cambio climático.
La FAO ya corrigió su estimación sobre el impacto de la ganadería, a la que habitualmente se le asigna cerca de 14% -sumando todos los animales involucrados y las actividades conexas- del calentamiento.
Y los ganaderos quieren que ese porcentaje siga bajando «hasta un solo dígito» se dijo en la actividad del miércoles.
En el marco de la actividad hubo anuncios interesantes y esperanzadores por lo que significan como posicionamiento para el país.
Uruguay tendrá un fondo por la naturaleza derivado de sus ahorros en bonos por buen desempeño en materia climática. Es decir que esos fondos generados por menos pago de tasa de deuda irán a un fondo que buscará seguir bajando la huella climática. Esa innovación ambiental financiera en la que Uruguay se destaca en el mundo fue anunciada por Azucena Arbeleche este martes en el Centro de Convenciones de Punta del Este..
Es difícil abarcar el conjunto de una reunión que tuvo varios aspectos técnicos y seguramente yo no pude presenciar donde se haya analizado como bajar las emisiones -en términos absolutos- de la ganadería.
Todos los sectores económicos tienen el desafío de llegar a la neutralidad en términos de emisiones al 2050 y el compromiso asumido pero no cumplido implica llevar a un cero neto las emisiones de dióxido de carbono, metano, óxido nitroso, compuestos fluorados y a llevar también a un fin las emisiones que derivan del cambio en el uso del suelo.
¿Cuáles son los caminos técnicos de la ganadería para lograr una baja efectiva de esos cinco componentes? ¿Qué genética? ¿Qué manejo del pastoreo? ¿Qué suplementación? ¿Cómo se evalúan las llamadas vacunas que se están desarrollando en otros países? ¿Es agregando algas a las raciones que se logra una disminución significativa? ¿Cómo se miden las capturas eventuales de carbono en pastizales y en montes nativos?
Dentro de los muchos simposios no pude dar con ese aspecto ineludible de una transformación sustentable. Solo es sustentable bajar rápidamente en términos absolutos las emisiones de los gases que causan calentamiento. La responsabilidad principal sabido es, la tienen las energías fósiles. Pero la tarea, para que tenga una cierta posibilidad de éxito, la deben asumir todos los sectores cada uno según sus posibilidades.
¿Cuáles son las mejores estrategias en el agro? En ese sentido por ejemplo se presentó el caso de los biodigestores en Chile que no solo bajan las emisiones de metano sino que generan ingresos a los productores, algo que en Uruguay funciona en algunos pocos tambos. Pero no logré ver en esos días -y seguramente me lo perdí- cuales son las estrategias propicias para que la ganadería uruguaya baje en términos absolutos sus emisiones.
Lo cual no implica que no haya sido un encuentro de alto interés. La experiencia de Argentina mapeando el carbono de los suelos, por ejemplo, es un esfuerzo remarcable.
Las ventajas comparativas que tiene Uruguay para lograr la competitividad climática son notables como explicó Herman Kamil. Tenemos biodiversidad, trazabilidad, credibilidad, una matriz energética ejemplar, pero a la hora del esfuerzo por demostrarle a los consumidores que nuestra intención es disminuir las emisiones y optimizar las capturas de gases de efecto invernadero, como me sucede en otras instancias, otros temas pasan a ser preponderantes.
El leit motiv que se escucha siempre es que la ganadería es parte de la solución y no causante de problema alguno. Sigo escéptico respecto a que un consumidor no ganadero vaya a una reunión de este tipo y salga convencido. Se puede argumentar que ese no era el objetivo de la reunión, y se está en lo cierto.
Mi preocupación personal respecto a que, pasada la novelería de Asia por la carne, si África no se incorpora al consumo, el producto sea cada vez más cuestionado. La temperatura del planeta seguirá subiendo, el área de florestas de América Latina y África seguirá bajando, el metano en la atmósfera seguirá aumentando.
La pregunta no es si la vaca es culpable o inocente, obviamente es inocente. La pregunta central es si los ganaderos activamente trabajarán para bajar las emisiones y se lo demuestran a los consumidores o si se mantienen al margen de ese esfuerzo.
Es muy bueno aumentar la intensidad de la producción y bajar las emisiones por kilo de carne o litro de leche producido. Es un buen primer paso. Pero más tarde o más temprano la demanda reclamará la baja lisa y llana de las emisiones en términos absolutos.
Y en esas estrategias no se ve que esté la priorización hasta el momento. Las hay. Inia trabaja en ello. Pero en los foros se prioriza la línea de trabajo de «la vaca no tiene la culpa» en lugar de la estrategia «contribuimos activamente a mitigar el cambio climático y lo mostramos al mundo.
Antes o después habrá que considerar que ese es el meollo de la competitividad futura.
FUENTE: Eduardo Blasina - Blasina y Asoc.