Brotes verdes en la industria cárnica: se recompone el stock de vacas y crecen el consumo y la exportación
El país llegó a "rifar" casi 11 millones de animales, una cifra comparable a todo el rodeo de Uruguay. Las medidas pro ganadería propiciadas por el macrismo están ayudando a la primera fase de la cadena, pero frigoríficos sufren por el "costo argentino" y el incumplimiento en el pago de reintegros.
Consultoras privadas marcan que 2017 está siendo un año positivo para la industria frigorífica, luego de un largo período de reveses.
Los “pooles de vacas” están captando a más ahorristas, interesados en poner parte de sus fondos en la actividad agropecuaria.
Desde el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA), su titular, Ulises Forte, asegura que el país está en condiciones deduplicar su capacidad exportadora para el 2018.
“Hoy es más negocio invertir en vacas que en ladrillos“, afirma. Y esto, de hecho, se está viendo en la recuperación del stock ganadero.
Los productores agropecuarios aseguran que hacía más de una década que no se sentían tan respaldados por un Gobierno, que acaba de aumentarles los reintegros a la exportación y, lo más importante, que eliminó las trabas para venderle al mundo.
“La relación es perfecta“, grafican desde el IPCVA al hacer referencia al vínculo actual con el titular del Ministerio de Agroindustria, Ricardo Buryaile.
La buena sintonía se vio plasmada cuando el propio Mauricio Macri visitó el stand de los exportadores de carne en la Feria SIAL de China, una de las expo de alimentos más grandes del mundo, donde las principales empresas nacionales estuvieron presentes con el stand “Argentine Beef“, de 800 metros cuadrados.
Las medidas oficiales “pro ganadería” son celebradas en el sector y están haciendo efecto en el primer eslabón de la cadena: el campo.
Sin embargo, están tardando de impactar en la fase industrial y exportadora:
-La Argentina continúa este año fuera del top 10 de los mayores comercializadores del mundo.
-Hay frigoríficos exportadores que están operando con un 40% de capacidad ociosa.
-Salvo inversiones puntuales en el último año, en el sector prácticamente no hubo reaperturas de frigoríficos orientados al negocio internacional, luego de que cerraran 130 plantas.
“Sólo volvieron a operar dos“, grafica Miguel Schiaritti, presidente de la Cámara de la Industria de la Carne (Ciccra).
Primer síntoma: hay más vacas
Los productores celebran la mayor certidumbre que propició el macrismo, al levantar restricciones para vender al mundo, dejar de imponer topes de precios y prometer mayores reintegros.
Este mejor clima para los negocios claramente repercutió en la recuperación del rodeo vacuno, dado que se comenzaron a retener más hembras para hacerlas procrear en lugar de derivarlas al matadero.
Apenas cuatro años después, en medio de una durísima relación campo-Gobierno, las existencias se habían desplomado hasta los 47,9 millones.
“La década pasada perdimos un Uruguay completo”, graficaron desde el IPCVA.
En efecto, el país vecino cuenta con 12 millones de animales, una cifra similar a la que perdió Argentina en tiempo récord.
“Ya recuperamos 4 millones de cabezas pero nos faltarían 7 millones más para volver al stock de 60 millones“, grafican desde la entidad.
Pero esta actividad requiere de tiempo: los expertos de la entidad plantearon que todavía faltan tres a cuatro años y políticas que sigan acompañando al sector para alcanzar esa situación de equilibrio.
Recuperación pero a paso lento
La foto actual muestra que entre enero y junio, la industria frigorífica produjo casi 1,4 millón de toneladas de carne. Significó una mejora del 3% respecto a igual lapso de 2016.
Sin embargo, el diagnóstico que trazan desde Ciccra no es tan alentador: “Al poner esta cifra en la perspectiva histórica, la actividad sectorial continúa estando entre las más bajas en casi 40 años”.
De hecho, el primer semestre se ubicó por debajo del mismo período que fue de 2004 al 2009 y, además, se movió en niveles similares al de años en los que regía la “mano dura” del entonces secretario Guillermo Moreno.
En este contexto, la demanda doméstica se recuperó levemente, gracias a que el precio de la carne en los mostradores se retrasó respecto de la inflación y de los salarios.
En el primer semestre, los argentinos consumieron, en promedio, 57,5 kilos per cápita. Esto implicó una tibia suba de casi 2% respecto de 2016, es decir, apenas 1,1 kilos más.
Al ponerlo en perspectiva, se está lejos de los más de 60 kilos que se comercializaban hace más de diez años. Si bien, en parte, esto obedece a que hubo cambios en la dieta y que otros sustitutos, como el pollo, se abarataron frente a los cortes vacunos.
Lo positivo es que, según datos del IPCVA, los precios en los mostradores perdieron dinamismo.
De acuerdo con la entidad, acumularon una suba promedio del 15% en los últimos doce meses.
Esto significó unos 8 puntos por debajo del índice general de precios y unos cinco puntos menos que los ajustes de salarios que otorgaron la mayoría de las empresas.
El asado, por ejemplo, pasó de costar $108,5 en junio de 2016 a poco más de $125 en la actualidad, lo que implicó un alza del 15,5%.
El asado, en tanto, fue de los cortes que menos se encareció, con un alza interanual del 13,6%.
“El último año, la oferta en las carnicerías se expandió, porque se incrementó el nivel de faena, y esto se notó en precios más estables, que se movieron por debajo del IPC, así como en un incremento del consumo interno“, puntualizó Miguel Schiariti, presidente de CICCRA.
Exportaciones, “volando bajito”
Y así como festejan la recuperación del stock ganadero, consideran que las medidas “pro competitividad” están empujando más lentamente de lo que se esperaba en el plano externo.
Entre enero y mayo, las exportaciones de todo el complejo de la carne vacuna fueron de 110.000 toneladas, un 8% más que en mismo lapso de 2016.
Sin embargo, se trata de cifras que están muy lejos de las épocas de “bonanza“.
Para ponerlo en perspectiva, en los primeros cinco meses de 2009, la Argentina había llegado a exportar cerca del doble que el mismo período de este año.
“Es indudable que las exportaciones argentinas han aumentado respecto de los últimos años, pero también que han perdido el impulso que habían demostrado meses atrás, limitadas por condicionantes domésticos que restan competitividad a nuestras empresas”, sintetizó Mario Ravettino, presidente del Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas.
Según datos de la cámara, las 22.000 toneladas mensuales promedio que están despachando los frigoríficos al exterior contrastan con las 35.000 toneladas que (también promedio) exportó el país en los últimos cuarenta años, aun con niveles récord de consumo interno.
Un dato clave es que en 2009, la Argentina supo ocupar el cuarto lugar entre los mayores exportadores a nivel mundial, superando a potencias como India y Nueva Zelanda y también a competidores de la región, como Uruguay y Paraguay (ver cuadro).
Sin embargo, tras la crisis en la que ingresó el sector, la Argentina fue perdiendo posiciones: en el 2014 ya estaba en el puesto 10 pero, a partir de 2015, directamente quedó afuera del ranking, siendo superado por países sin tradición exportadora, como México.
En apenas seis años, el share de la Argentina en el comercio global de carnes se derrumbó: los frigoríficos locales llegaron a explicar el 9%del mercado mundial y, en la actualidad, explican apenas 2,7%.
“A este ritmo, no vamos a superar las 270.000 toneladas”, planteó Schiariti, de Ciccra.
De confirmarse, esto signficaría el decimotercer peor resultado de los últimos cincuenta años.
El directivo, además recalcó que “vamos a seguir fuera del ranking top 10 por un tiempo, va a llevar años recuperar los primeros lugares.
Alerta por el costo argentino
Los directivos de cámaras, mantienen buena sintonía con el macrismo. Pero, ante cada consulta, dejan entrever que por ahora, el clima está lejos de ser óptimo.
Schiariti planteó que “los frigoríficos exportadores están atravesando por un momento que sigue siendo delicado, a pesar de las mejores intenciones que está poniendo el Gobierno”.
“La razón por la cual tenemos problemas para competir con Brasil, Paraguay y hasta con Uruguay está en el costo argentino. Esto es lo que no nos está dejando ganar mercados”, afirmó.
Schiariti menciona que uno de los factores que más incide es el alto costo del flete.
“Los gastos que tenemos de transporte interno son muy difíciles de absorber. Mover por ruta un contenedor con 20.000 kilos de carne hasta Chile nos cuesta u$s 2.500, apenas u$s 200 menos que exportar ese mismo container por barco a China“, apuntó.
El directivo apuntó también a los altos costos laborales que deben enfrentar los frigoríficos locales.
“Tener un empleado le cuesta a una empresa argentina entre u$s 700 y u$s 800 más que en otros países competidores”, detalló.
Sobre esta queja, el ministro Buryaile acaba de anunciar que, tras las elecciones, se discutirán los números del sector.
“Luego de los comicios, vamos a hablar de los costos laborales, que no tiene nada que ver con los salariales, sino con la presión impositiva que grava el trabajo”, detalló, generando altas expectativas en el sector.
Otro de los aspectos centrales que explican por qué la Argentina no logra escalar en el ranking mundial es el precio (en dólares) del novillo en pie que entregan los productores ganaderos y que es el principal componente de la matriz de costos de los frigoríficos.
En los últimos seis meses, el valor promedió los u$s 1,8 por kilo.
En diálogo con este medio, Ravettino afirmó que, respecto de países competidores, como Paraguay o Brasil, la brecha puede superar los 50 centavos de dólar.
“Son diferencias significativas, sobre todo cuando estamos hablando de exportar a China, que es nuestro principal mercado de volumen”, apuntó.
Forte destacó que no recuerda en las últimas décadas un escenario en el que una hectárea ganadera equipare la rentabilidad de una hectárea plantada con granos.
Sin embargo, reconoció que hay problemas en la cadena, a medida que se agrega valor: “Los frigoríficos no son competitivos a nivel mundial por el costo argentino, que está altísimo. No la están pasando bien. Tienen el novillo más caro de la región”.
Ravettino afirmó a iProfesional que la solución no es que baje el precio del ganado en pie, porque eso desincentivaría a los ganaderos a retener hembras y se frenaría el proceso de recuperación del rodeo nacional.
“El novillo es más caro porque los productores argentinos sufren costos superiores que en el resto de los países competidores. Por eso, la mejora de la competitividad tiene que venir por otro lado, como hacer entrar en vigencia el sistema de reintegros que prometió el Gobierno“, apuntó el titular del Consorcio ABC.
En concreto, lo que reclaman los frigoríficos es que el Ejecutivo cumpla con el compromiso que asumió el propio Macri con los representantes de la Mesa de Ganados y Carnes, en el mes de enero y que fuera ratificado por el Gobierno a fines de mayo.
Sin embargo, desde el Consorcio ABC afirmaron a iProfesional que dichos reintegros –que van del 3,5% al 4% para exportaciones de carne enfriada y congelada-, en su mayoría aún no fueron abonados.
A esto se suma la promesa de una devolución extra del 1,8%, una ayuda que todavía no fue legislada.
“Tendríamos que tener una mayor fluidez en estos cobros. Por el momento, sólo cobramos enero“, afirmó Ravettino.
Para los grandes exportadores, esta compensación que debe destinar el Gobierno es una cuestión crucial para sostener el flujo de caja.
De hecho, según pudo saber iProfesional, hay empresas a las que el Gobierno les adeuda u$s 1,5 millón por este concepto.
En este contexto, Schiariti aseguró que, incluso recibiendo los montos atrasados, estos reintegros no alcanzarían para mejorarles completamente la ecuación a los exportadores.
“Tendrían que elevar al alícuota del 4% al 10%. No pedimos devaluación, queremos una mejora del tipo de cambio sectorial y estos seis puntos extra serían vitales para que recuperemos dinamismo en los mercados internacionales”, apuntó.
Así está la industria hoy: con indicadores positivos en casi todos los frentes, pero avanzando en cámara lenta.
Los productores recuerdan que esta actividad no es como el agro, que ante una medida puntual, el impacto positivo se siente en la campaña siguiente.
FUENTE: iProfesional