Apuntes del Congreso Internacional de la Carne
Es mucho lo que hay para comentar sobre el congreso mundial de la carne que se llevó adelante en Punta del Este la semana pasada.
Sobre la continuidad de un posicionamiento excelente de Uruguay en el mundo, por la calidad de las carnes que comieron quienes participaron, por la calidez humana que estuvo siempre presente, porque la imagen que se llevaron con la isla Gorriti en frente y el hotel 5 estrellas detrás y nubes dibujadas en el horizontes es la de un país maravilloso que luego les mostró las praderas lujuriosas de comienzos de noviembre.
A cuenta de lo mucho interesante que se dijo, apuntemos dos aspectos que son cruciales: el precio internacional apunta más para abajo que para arriba. Si no se toma en cuenta las preocupaciones de los consumidores la carne está amenazada como producto.
Hay una oferta creciente de EEUU, luego habrá una mayor producción de Australia y Argentina. Con una demanda que puede estancarse exceptuando a China y una oferta mayor –China también aumenta su producción, especialmente en carne ovina- hay que poner las barbas en remojo.
Y allí hay una lógica que fue planteada por el banco holandés Rabobank que es sumamente importante: debe cambiar la lógica de las cadenas agroindustriales. De una sumatoria de eslabones que negocian entre sí a una cadena enfocada a un objetivo claro: concretar proyectos que satisfagan las necesidades de los consumidores. La carne es una cadena compleja y heterogénea.
Lo que dice Rabobank, más allá de las explicaciones del caso que son detalladas y con fundamento, son algo obvias. Pero en esta ganadería uruguaya donde cada vez más ganado se va en pie, es un necesario recordatorio de que con esta lógica agroindustrial de mutuas desconfianzas la ganadería uruguaya no expresa todo su potencial.
Lo que el investigador llamó cadenas fuertes que se focalizan en agregar valor más que en capturar precios. Algo que en Uruguay bien sabemos y que sigue estando en el debe.
FUENTE: Blasina y Asociados