Optimismo para la ganadería, más allá del momento
En un panorama de incertidumbre por la posible compra de Minerva a 3 activos de Marfrig, con costos elevados, precios que no son los mejores y el desafío de recomponerse por completo luego de un verano difícil, hay una luz de esperanza para lo que viene. Ese es el resumen de lo que dejó una nueva edición de la conferencia Hablemos del Negocio Ganadero, con las exposiciones de Víctor Tonelli, Marcelo Secco y Diego Otegui.
Mercado internacional.
Víctor Tonelli: Los impactos del enfriamiento en la economía internacional, sumado a la vuelta del Covid en China marcaron que el mercado no pase su mejor momento. Si me preguntaban unos meses antes, esperaba una recuperación en este segundo semestre, pero dependemos mucho de China, que tiene un 35% de la demanda mundial de carne y que se encuentra en un proceso de crecimiento leve, con un 4% de aumento en el PBI. Los precios todavía no reaccionan, pero para 2024 y 2025 vamos a tener una caída importante en la oferta internacional, tal vez cercana al millón de toneladas. Puede haber una recuperación de precios por esa demanda insatisfecha.
Marcelo Secco: Esperábamos un segundo semestre de recuperación previo al año Nuevo chino como los años anteriores, pero no se dio. No tenemos señales muy críticas tampoco, pero la demanda no está y hay jugadores importantes poniendo carne en el mercado: Australia está pujante y Brasil con volumen y precios competitivos. No tenemos la demanda agresiva de China a la cual nos malacostumbramos en los últimos 4 o 5 años, que a influjos de pedidos desordenados empujaban el segundo semestre. Pero se opera y se cobra, que es importante.
Diego Otegui: No sé si la palabra es incertidumbre pero nos estamos acostumbrando a algunos cambios. Tuvimos valores del novillo a US$ 5,20 y hoy estamos en US$ 3,30. Los productores somos receptores de información pero tomadores de precios, y hay que actuar con cautela porque tenemos que digerir precios sensiblemente menores que hacen reajustar todo el andamiaje de las empresas.
Costos, inversión y dólar.
M.S.: Vemos con preocupación que los elementos que hacen a la competitividad del sector agroexportador no tuvieron la dinámica que esperábamos. El puerto es un tema difícil… Uno de los operadores lo adjudica al aumento del costo en dólares y traslada las tarifas, pero tenemos el puerto más caro de la región. En la energía y el combustible ha sido bastante ecuánime el comportamiento del Ejecutivo con los cambios introducidos. Hay que buscar otros mecanismos de compensación, porque también debemos observar la agenda internacional que no depende solo de nosotros. El gobierno pateó el avispero, que no es menor, y quedan todavía 500 días en los que esperamos que algo pase. La intención del Ejecutivo está intacta, pero seguimos con un desafío grande y durísimo en la competitividad agroexportadora.
V.T.: La ausencia de nuestros países en negociaciones internacionales es central. Estamos casi con un “monocliente” que es China, y lo digo sobre todo por Uruguay que tiene acceso a Japón, Corea u otros países del sudeste asiático pero que al momento de ingresar debe pagar mucho y con poca cuota, entonces pierde competitividad. Hay proveedores que están más cerca y pagan la mitad o menos. Con un dólar caro y un costo de ingreso alto es difícil. Por otro lado nos perdemos de la oportunidad de agregar valor a determinados cortes vinculados al marbling, teniendo en cuenta que tanto Uruguay como Argentina tienen ganados de origen británico con capacidad de acceder a esto en cuanto a nutrición y los tiempos adecuados. Estados Unidos está cayendo en la oferta para esos mercados donde es lider, y nosotros podríamos aprovechar esas oportunidades. Acá en Argentina hay otro tema que son las elecciones: de los 3 candidatos, 2 tienen una visión más o menos alineada de volver al mundo y liberar las restricciones unificando el tipo de cambio, que son los grandes temas entre muchos a resolver en Argentina. El candidato oficialista es más de lo mismo: son dos mundos diferentes. Se imaginan de qué lado estoy. La dolarización pienso que fue más un discurso de campaña: hay que copiar y pegar lo de Uruguay, con dos monedas que fluyen y un solo tipo de cambio.
D.O.: Estos sacudones muestran la dependencia que tenemos de China y cómo impacta. La dinámica de los productores no se cambia de un día para el otro. El corral por ejemplo, es una actividad intensiva de alto costo: si los números no dan, no dan. Las empresas agropecuarias no son un boliche que puedan cambiar el tipo de explotación, pero sí asimilar los momentos y ser conscientes de la realidad. En 2021/22 la moneda se depreció un 8,5%, y en el último ejercicio más de un 5%. Hablamos de más de 14% en dos años. Esto golpea a la explotación ganadera y sobre todo a la agrícola. Me consta que es una preocupación, y el circulante de dinero en el interior así lo percibe. A eso sumemos que hubo menores precios en la venta de productos y una magra campaña por la sequía. Es probable que crezca la agricultura frente a la ganadería: si miramos el verano de 2022 el glifosato hoy está un 45% más barato y algunos fertilizantes un 40% por su parte. Esos vaivenes pueden permitir un crecimiento de los cultivos, aunque hoy la soja no está a US$ 500 tampoco.
Minerva/Marfrig.
M.S.: En este bendito país el fútbol y la carne despiertan pasiones. Por suerte, tenemos instrumentos intactos para bajar estos sucesos a donde corresponde. Luego, como dijo el presidente, lo político y técnico será órbita del Ejecutivo para la decisión. Desde luego es importante por la magnitud del negocio en el global y en particular en Uruguay. Marcos Molina, presidente del Consejo de Administración, me dijo que quería venir porque Uruguay es el primer país donde invirtió. “No nos dio problemas y no le dimos problemas: seremos híper respetuosos de lo que el país decida”, me dijo. Este negocio nos permite a nosotros enfocarnos en un sesgo del negocio y a la otra compañía en el otro. Marfrig toma muchos ejemplos en su funcionamiento diario de Uruguay. En un escenario donde el negocio en Uruguay no se pueda hacer, no significa que vamos a parar las plantas y la gente se va a quedar sin trabajo. No es un país donde actuemos así. Seguimos operando, e incluso en Salto estamos en un proceso de inversión fuerte. La transferencia de activos es trabajando, y en el caso de Uruguay es operacional con su equipo, que trabaja con nosotros.
D.O.: A priori diría que no es la situación ideal para el país que una firma tenga el 43% o 45% de la faena. No sería lo mejor. De todos modos, con franqueza debo decir que somos proveedores de Marfrig y desde que llegó trabajamos con transparencia y sinceridad, aún cuando se sembraron algunas dudas. El cumplimiento de la palabra y de los contratos en Uruguay vale mucho más que unos centavos más o menos. Que lo que se haga, sea para el bien del país, pero quizás esto vino a mostrarnos una oportunidad de cambiar el modelo. En la faena actual con respecto al récord que hemos tenido, tenemos unas 20.000 cabezas semanales con posibilidad de ser faenadas con la capacidad actual. Debemos hacer como con los contratos de cuota 481, que nos obligan a prepararnos. Hay que trabajar en la cadena abriéndola y pudiendo generar negocios que abastezcan de ganado en los distintos meses, y el tema financiero sea algo que las empresas puedan solucionar. La exportación en pie ha funcionado como válvula de ajuste para la reposición, sería más discutible cuando se va ganado gordo que se podría faenar acá. Uruguay tiene la capacidad de aumentar su exportación.
Proyección.
V.T.: Pienso que vamos a tener una buena oportunidad en 2024 y 2025, pero reitero mi preocupación por estar estancados en negociaciones internacionales. Si no logramos al menos el acuerdo Mercosur – Unión Europea que parece que está con chances de salir, más allá de las oportunidades en 2 años por caída de oferta más que por crecimiento de demanda, seguiremos en un subibaja complicado. Pocos países son como nosotros que podemos dar respuesta rápida a una demanda de nichos de mercados de alta calidad. También están las demanda ambientales, donde Uruguay está muy bien pero veo que nosotros más preocupados en enojarnos con Europa que en dar respuesta, e inexorablemente en 15 meses o respondés o quedás afuera.
D.O.: Valoramos el esfuerzo en infraestructura del gobierno. Con estos vaivenes de precio, hay que ser muy cuidadosos en el gasto del Estado para que año a año incida menos en la producción. Estoy más preocupado por la garrapata que por la brucelosis, y hay que ser riguroso con los controles. Uruguay se juega mucho con los residuos y es un tema que ha sido complejo de controlar. Para la zafra de primavera, por más que el gordo esté tibio imagino una buena demanda por reproductores.
M.S.: Obviamente el negocio cárnico tiene ciclos. No veo un ciclo malo, pero sí un proceso de ajuste. De aquí a fin de año veo un cuatrimestre moderado. Esperemos que se haya marcado un piso para los precios, pero no es la primera vez que nos agarra un viento de costado. El desafío está en la gestión de las empresas: venimos de resultados ganaderos buenos con productores que pudieron aprovechar. Tal vez los precios son tibios pero más predecibles que los tsunamis anteriores, y permiten gestionar bien para producir en un escenario desafiante. Fue un combo de factores: seca, dólar y precios. Si no agregamos ningún elemento externo y tenemos una primavera normal, Uruguay se va a reacomodar. Somos un país caro, hay que agregar valor.
FUENTE: El País