El futuro de la ganadería es sólo con la exportación de carne
La estrategia de hacer un negocio que priorice al mercado interno le quita incentivos a la inversión y previsibilidad al negocio.
Es necesario que nos preguntemos, ¿cómo es posible que a una actividad como a la producción de carne vacuna, en Argentina le vaya mal? Más si tenemos en cuenta que se trata de un producto que es de excelente calidad, altamente demandada, en el mercado local e internacional.
Cuesta creerlo porque nuestro país cuenta con recursos naturales incomparables y ganado de excelente calidad, para producir, en condiciones económicas y ecológicas muy favorables, en comparación con otros países del mundo.
Bajo otras condiciones, los resultados provenientes de una ganadería prospera se verían prácticamente a todo lo ancho y largo de nuestro territorio.
Las vacas y las empresas ganaderas están presentes en todo el territorio nacional; la generación de recursos económicos y la imprescindible presencia humana en cada lugar de trabajo evitaría el éxodo a las periferias de los grandes centros urbanos y el vaciamiento rural.
Además la faena, desposte y empacado para exportación brindaría una muy importante mano de obra calificada y localizada en pueblos y ciudades del interior y se podría disponer de ingresos para el país y de suficiente carne para cubrir las necesidades de los argentinos a precios razonables.
Pero la realidad indica que nos está yendo mal, la producción de carne decrece y la tendencia se mantiene firme.
En mi opinión, en Argentina, siempre hemos puesto ante todo, una condición básica y no negociable: que debe estar garantizada la mesa de los argentinos, con una oferta suficiente de carne vacuna a precios acordes a nuestros salarios, sin tener en cuenta otras carnes alternativas y los múltiples beneficios que podemos obtener de la ganadería.
Si seguimos transitando por ese camino, en poco tiempo más tendremos que limitar también el consumo interno, por falta de oferta y altos precios.
En Sudamérica, sólo cuatro países, Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina, muestran un gran potencial para producir carne vacuna, para consumo interno y exportación.
Pero sólo en nuestro país la ganadería decrece. La razón es que no damos a la exportación toda la atención necesaria, sólo exportamos cuando nos sobra, somos malos cumplidores y las permanentes intervenciones gubernamentales dificultan la continuidad del comercio exterior.
Los argentinos debemos tener la convicción de que sin una política de Estado de largo plazo, que favorezca a las exportaciones y que permita mantener un precio de la hacienda rentable, la ganadería no tendrá futuro.
Sólo así se podría motivar a los productores. que dejaron la actividad o que redujeron su presencia, a volver a invertir nuevamente en el sector, para el bien de todos.
FUENTE: Oscar Melo - La Voz