Retracción de la oferta de hacienda: causas más visibles y consecuencias.
En el intento por dar un panorama descriptivo de la coyuntura del sector de ganados y carnes argentino, resulta imposible soslayar la afectación de su oferta en los últimos tiempos.
Si bien la misma es evidente desde la frialdad de los números arrojados por la cantidad de cabezas expuestas a la voracidad de una demanda claramente insatisfecha, entendemos interesante discriminar las causas y consecuencias de dicha contracción en la cuantía de las cabezas disponibles, tanto en mercados de concentración, como en la consideración agregada de las operaciones directas.
Ahora, para dar explicación a las causas de la afectación mencionada, resulta importante destacar como positiva, fundamental, y principal, la fenomenal retención voluntaria realizada por productores que alentados por una visión optimista del escenario macroeconómico para el mediano y largo plazo, optan por conservar sus rodeos, y en la medida que sus posibilidades financieras lo permitan, incrementar su stock de vientres mediante retención de terneras y de madres de buena condición, y exacerbando aun más la retracción con el diferimiento de las ventas de determinadas categorías con destino a faena en pro de incrementar su kilaje previamente.
Asimismo, y aunque no signifique determinante en los grandes números de oferta agregada, esta acentúa coyunturalmente su retracción, ya no solo por la virtuosa retención de los productores, sino también por el impacto sufrido producto de factores exógenos al modelo, como el clima (inundaciones) que afectan asimétricamente al rodeo nacional y con intensidades diferentes según la geografía donde se encuentre, incidiendo en la capacidad del sector de satisfacer la apetencia de las demandas interna y externa que desde hace 5 meses nuevamente compiten.
Respecto de los efectos del clima se habla de afectación asimétrica, ya que según la localización de los campos, la posición en la cadena de valor que ocupa la actividad del establecimiento, y la posibilidad de provisión y traslado que ofrezcan los caminos del lugar, cada productor se vio afectado en diferente intensidad y cuantía.
Asimismo, y si bien no resulta causa fundamental ni estructural en el fenómeno de retracción de la oferta, el problema del agua, no solo aporta interferencias en la oferta cuantitativa y de carácter coyuntural, sino que también implica una afectación claramente cualitativa de la misma en términos de impactos negativos en la condición corporal de los animales, y lo que ello implica, en termino de peso y grasa de la hacienda destinada a faena, así como en los índices de preñez, parición, y destete a futuro, que seguramente anticipan y alertan posibles baches futuros en la disponibilidad de hacienda.
También resulta interesante destacar como efecto colateral el impacto que el clima tuvo y tiene, no solo en términos productivos, sino también financieros, y en la calidad crediticia de productores netamente ganaderos, y mixtos cuyas cosechas se vieron afectadas total o parcialmente, haciéndose ya evidentes sus consecuencias en el incremento del índice de morosidad presente en las carteras de ciertos Consignatarios que vieron afectadas sus cuentas corrientes.
Este último tema, resulta clave respecto a la sanidad financiera del sector ganadero en su conjunto, ya que afecta la confianza y el crédito, y consecuentemente lo encarece y lo limita. El crédito es la herramienta que lubrica y facilita las transacciones comerciales, y en sectores tan particulares como el que nos concentra, resulta una variable crítica para el desarrollo de la actividad.
En la actualidad, y producto de modernos canales de comercialización como la TV e internet, los productores pueden comprar en zonas geográficas mucho más distantes que en el pasado, y si bien, esto incrementó el potencial de ventas, también elevó las posibilidades de traslado del riesgo crediticio, así como su potencial de viralizarse y transmitirse a todo el sistema sin la posibilidad de aislarlo y encapsularlo territorialmente.
Finalmente, y haciendo honor a los objetivos planteados al inicio del artículo, resulta claro que la causa fundamental de las restricciones estructurales de oferta se encuadra en la vocación de crecimiento del productor mediante la retención de vientres (terneras, vaquillonas y vacas), y el diferimiento de ventas en el tiempo para el incremento de kilos en las cabezas ofrecidas.
Asimismo, y como factores supletorios y complementarios, es posible mencionar, aunque con efectos de mucho menor incidencia, las inclemencias climáticas traducidas en mortandad, enfermedades, deterioro de la condición corporal de los animales, e imposibilidad de traslados de los mismos.
Finalmente, como daño colateral de este último factor, así como de operaciones especulativas fundadas en expectativas de saltos superlativos en precios del gordo que la realidad no convalidó, también es posible mencionar como potencial condicionante de la fluidez de las transacciones comerciales, cierta retracción del crédito ante la percepción de un mayor riesgo de incobrabilidad implícito en la coyuntura.
Por otro lado, respecto de las consecuencias advertidas, es posible destacar el sostén del valor de determinadas categorías como la invernada y los vientres, así como la continuidad de un mercado interno de carne que seguirá pagando valores que fundamenten la casi nula elasticidad precio de su demanda, más aún a partir del cierre inminente de las negociaciones paritarias.
FUENTE: Decisión Ganadera