Lunes, 31 Mayo 2021

Precios, consumo, exportación: datos y claves del conflicto por la carne

Precios, consumo, exportación: datos y claves del conflicto por la carne

Desde una fuerte oposición a las medidas restrictivas dispuestas por el Gobierno, los referentes del sector afirman que los cortes mayoritariamente vendidos al exterior no tienen que ver con el consumo interno, y advierten sobre los daños en la producción y el empleo que provocaron intervenciones anteriores.

 

Los referentes del sector afirman que los cortes mayoritariamente vendidos al exterior no tienen que ver con el consumo interno; cuestionan las restricciones por los daños para la actividad y el empleo que ya tuvieron medidas anteriores

La carne, el tan emblemático producto de consumo de los argentinos, quedó una vez más en los últimos días en el centro de la escena. Fue a partir de la decisión del Gobierno de cerrar las exportaciones de carne vacuna por 30 días, una medida que despertó un amplio debate sobre el objetivo tras el cual dice ir el presidente de la Nación, Alberto Fernández: que baje el precio.

¿Es la exportación la que presiona sobre los valores que paga el consumidor en el país? ¿Está cara la carne? ¿Cómo le fue a la Argentina cuando se prohibieron las ventas al exterior, en la gestión presidencial de Néstor Kirchner, y cuando se avanzó luego en una cuotificación? ¿Qué consecuencias tiene hoy un cepo como el aplicado?

Según un trabajo de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de la Argentina (FADA) con datos de 2018, la cadena generaba entonces 422.306 puestos de trabajo, si se incluye el sector primario, el industrial, el de comercialización y el de transporte. Si se deja a un lado la comercialización, la actividad involucra a 344.707 trabajadores. Además, existen unos 224.257 establecimientos productivos y 398 frigoríficos distribuidos a lo largo del territorio.

A la cadena de la carne se la considera una actividad “netamente federal”, ya que se desarrolla en todas las provincias y en todo tipo de campos, por lo que no solo es impulsora de la actividad económica con creación de empleos, sino que, sobre todo, es generadora de arraigo.

“Donde hay una vaca debe haber alguien que la cuide, donde hay cuidadores hay familias, niños, escuelas, centros de salud, caminos, proveedores de alimentos, alambradores, molineros, albañiles, plomeros, pintores, electricistas, poceros, carpinteros, veterinarios, transportistas, mercados donde comercializar, corrales de engorde con más personal, frigoríficos”, destaca un trabajo de la Fundación Pensar, focalizado en el agro.

“Hay grandes regiones de nuestro país en las que solamente se puede hacer ganadería, por las características de suelos y pastos. Sin esta actividad, esas regiones serían grandes desiertos despoblados”, añade el informe.

Lo que se produce y queda para el consumo local de carne en la Argentina es mucho más que lo que se exporta. El año pasado, según datos de la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (Ciccra), el país produjo 3.168.472 toneladas de res con hueso. De ese total, exportó 900.699 toneladas, un 28,4%. Es una actividad que está permitiendo el ingreso de unos US$3000 millones, más allá de las fluctuaciones de precios en los últimos tiempos.

“Nos alcanza para abastecernos y, a la vez, para exportar. El cierre de las exportaciones es lo opuesto a lo que necesitamos para salir adelante. El problema de la Argentina no es la carne, sino que los argentinos no podemos pagarla. Venimos perdiendo poder adquisitivo desde 2018, como consecuencia de la caída de la economía y de la inflación y la devaluación”, remarca David Miazzo, economista de FADA.

Para Miazzo, el freno a las exportaciones de carne vacuna no bajará los niveles de inflación. “La inflación no se origina en el precio de la carne, se origina en la emisión monetaria. No solo sube el precio de la carne, suben todos los productos y servicios de la economía. No tenemos un problema de precios, tenemos un problema de moneda, cada vez se necesitan más pesos para comprar la misma cantidad de carne, nafta o tomates”, plantea.

En un informe, FADA reveló que en el precio de la carne hay un 28% de impuestos. A modo de ejemplo, en un corte de $800 en góndola, más de $200 se los lleva el Estado en tributos, que se van agregando a medida que la mercadería atraviesa los distintos eslabones de la cadena.

Qué se exporta

¿Es cierto que se va la mejor carne al mundo y no queda en la Argentina? Para Francisco Ravetti, analista ganadero de Az-group, la mayor parte de la carne que se exporta es de una calidad menor que no demanda el consumidor argentino promedio. China, que compra el 75% de la carne que se exporta, la elige para comerla en cubos o con cocciones largas y sopas.

“Dos cortes muy demandados por los importadores del gigante asiático son el garrón y el brazuelo, y otros del cuarto delantero de menor relevancia en la dieta de los argentinos”, afirma Ravetti.

“El 25% restante [de las exportaciones totales] está compuesto por compras de Israel, la Unión Europea (UE), Chile y Rusia. De los cuatro, solo la UE lleva cortes de muy alta calidad, que representan nada más que el 8% de nuestros embarques.

FUENTE: La Nación

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