"Muchos intendentes, con la excusa de los puestos de trabajo, son protectores de la evasión del matadero”
"La industria frigorífica de consumo subsiste por no pagar ciertos tributos, como Ingresos Brutos; se está financiando con deuda al fisco". Así lo indica Miguel Schiariti, presidente de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra), en referencia a la crisis que experimenta el sector.
“La tasa de Ingresos Brutos en la provincia de Buenos Aires es del 1,75%; es descabellada. Afortunadamente en 2017 la reducirían a 0,50%”, añade Schiariti, quien, además de la actividad institucional –que desempeña desde 1996 con Ciccra– es productor ganadero en la zona de Gral. Alvear. También es director ejecutivo de la Cámara Argentina de la Industria Frigorífica (Cadif).
¿La situación general de la industria es de quebranto?
MS: La industria ha pasado muchos meses de perder dinero. Y eso implica perder mucha plata. Si hablamos de perder 30 a 40 centavos de peso por kilo, no parece mucho, pero lo es cuando se lo multiplica por varios millones de kilos. Los márgenes de la industria frigorífica son muy pequeños. El margen bruto antes de impuestos es 1,0% a 1,5%, lo que sucede es que cualquier frigorífico mediano puede facturar unos 200 millones de pesos por año.
¿No debería ser cero la alícuota de Ingresos Brutos para un sector en crisis?
MS: Ingresos Brutos fue cero a comienzos de los años ’90 en función del Pacto Fiscal, que es una norma que tiene rango constitucional. Pero luego (el ex titular de Arba Santiago) Montoya, en un momento determinado, dijo suspendemos la exención y eso implicó que el sector volviese a estar gravado con Ingresos Brutos, pero violando el Pacto Fiscal. Eso tiene muchos años de tránsito en la Justicia y está pendiente de resolución en la Suprema Corte de Justicia de la provincia de Buenos Aires. Y además existen antecedentes del sector pesquero que tiene dos fallos a favor sobre el mismo tema, uno en primera y otro en segunda instancia.
Pero más allá de la Justicia, si este es un gobierno que pretende promover a la agroindustria, debería ser una decisión política.
MS: De alguna manera han tomado nota que no están recaudando Ingresos Brutos en el sector y han elevado, en el proyecto de Ley de Presupuesto 2017 (de Buenos Aires) una alícuota para el sector de 0,5%, que estaría por salir en estos días. Además, es tal el caos de competencia desleal de cooperativas y establecimientos municipales con intendentes que brindan protección, que la situación es compleja desde lo institucional y desde lo sectorial. Con un sector primario que a veces exige pagos en negro. La situación es caótica. Afortunadamente, (el presidente Mauricio) Macri decidió terminar con eso, a punto tal que este año ya se reunión en dos oportunidades con representantes de la industria frigorífica para solucionar el problema de la evasión.
Por ese motivo crearon la Subsecretaría de Control Comercial Agropecuario y pusieron al frente de la misma a Marcelo Rossi.
MS: Sí. Pero le hicieron un lobby bastante complejo para que no asumiera. Una vez creada la subsecretaría, tardó sesenta días en aparecer el decreto de designación (del funcionario).
Acaba de salir la resolución que brinda “poder de policía” a Agroindustria para poder limpiar al sector de operadores irregulares.
MS: Así es. Hace seis meses venimos conversando con Rossi por este tema. Los integrantes de la mesa de ganados y carnes emitimos un comunicado de apoyo a esa medida.
En algunos municipios existen intendentes que creen que no quieren que desmantelen ninguna planta irregular con tal de defender los puestos de trabajo. Eso colisiona con la meta de transparentar el mercado…
MS: Vamos a ver hasta dónde llega la política nacional. Hablé recientemente con un empresario que me decía que el municipio de San Nicolás abrió su matadero y se lo dio a un impresentable del sector para dar 28 puestos de trabajo, y él le dijo al intendente (Ismael Passaglia), envialos a mi empresa que les voy a dar trabajo yo. Hay muchos intendentes que, con la excusa de los puestos de trabajo, son protectores de la evasión del matadero. Hay mucha corrupción en todos los estratos de la sociedad; cada vez estamos peor desde lo ético y también desde lo burdo de las cosas que hacen. Muchos mataderos son impresentables. Tengo muchos años en este sector.
Durante el kircherismo fuiste uno de los pocos integrantes del sector cárnico que decidiste enfrentar a (el ex secretario de Comercio Interior) Guillermo Moreno. ¿En algún momento sentiste miedo?
MS: El miedo es para los racionales. Yo soy pasional. Pero nunca pude haber imaginado que un funcionario público, durante una reunión con unas treinta personas, iba a intentar pegarme en la cabeza con una champañera. Son cosas totalmente inesperadas. Pero Moreno es una persona enferma con un complejo de Edipo muy fuerte.
¿Cómo?
MS: En la oficina tenía un Virgen de Luján enorme, la estatua de Evita y una serie de imágenes femeninas muy fetichsistas. Nos decía no nos aumenten la carne porque mi mamá me reta.
¿Lo decía en serio?
MS: Sí. Un enfermo.
¿Cómo es posible que la industria curtidora tenga una protección tan fuerte durante tanto tiempo? Van más de cuarenta años y parece que nadie los puede tocar…
MS: La única vez que logré que se parara eso fue durante apenas unos pocos días. Fue al año del gobierno de la presidencia de (Fernando) De la Rúa, ya que por entonces se había vencido el decreto que determinaba la protección. Y (por entonces secretaría de Industria, Comercio y Minería Débora) Giorgi, que había sido asesora de la Cámara de la Industria Curtidora durante muchos años, sacó entonces una resolución para extender la vigencia del decreto. En ese momento recurrimos a la Justicia porque no es posible modificar un decreto por medio de una resolución. Nos dieron la razón, pero fue una victoria que duró apenas unos días, porque luego sacaron un nuevo decreto, validado por De la Rúa, que extendió la protección.
¿Y no es factible que el gobierno actual introduzca un cambio en ese sentido? (el gobierno nacional mantiene un derecho de exportación del 10% sobre los cueros frescos)
MS: Hemos hablando con (el ministro de Asuntos Agrarios de Buenos Aires Leonardo) Sarquís para que permita que los frigoríficos bonaerenses podamos exportar un cupo de cueros frescos o salados libres de impuestos, de manera tal de poder tener así un valor de referencia internacional del producto, algo que hoy no tenemos.
De esa manera abría competencia y se transparentaría el mercado…
MS: Sí. Además la protección es una mentira. Existen cuatro grandes operadores que manejan el mercado de manera cartelizada. Nunca trajeron al país tecnología italiana para procesarlo aquí. Contaminamos en la Argentina y, como son compañías multinacionales, exportan el wet blue para agregar valor a ese producto en otros destinos. Con el wet blue todos los metales pesados (necesarios para obtener el producto) quedan en el país. Esa es la realidad. Pero no hay caso: aún no se logró solucionar el tema. Además, una resolución implementada a comienzos de los ’90 determina que en toda exportación de cuero debe darse intervención a la Cámara de Industria Curtidora Argentina (Cica). Es una locura.
Está todo armando para establecer un coto cerrado de caza.
MS: Trabajan como un cartel. Días atrás un empresario frigorífico que había conseguido un aumento de precio por el cuero entregado a una pequeña curtiembre, en una reunión sectorial informó del tema a sus pares sin mencionar dónde había conseguido el mayor precio. Pero el pobre fulano, por haber informado eso, luego no le recibieron el cuero en ninguna parte.
¿Lo excluyeron del mercado?
MS: Sí. Y posteriormente le ofrecieron un precio equivalente al 60% del valor que estaba vendiendo. Lo pusieron en penitencia. Es un sector cartelizado.
El cuero, como principal integrante del recupero, es un factor que hace a la conformación del poder de compra de la hacienda por parte de los frigoríficos…
MS: Por supuesto. La industria debe integrar los diferentes productos que obtiene de la hacienda: si se genera un menor ingreso por el cuero, eso debe compensarse con el valor de la carne o reducirse el precio pagado al productor. Es un problema que golpea directamente a la producción ganadera.
El planchazo que hubo en las últimas semanas del precio de la hacienda, ¿lo veías venir o resultó sorpresivo?
MS: No, era lógico que ocurriera, porque el ternero se pagaba 38 a 40 pesos (el kilo) con un novillo que estaba en unos 30 $/kg. Si comprás un animal de 170 kilos y le agregás 100 kilos, no tenés tiempo de amortizar esos 10 pesos de diferencia, entonces hubo que meterle más kilos y eso extendió los períodos de terminación en un año muy benigno climáticamente, donde hubo gran disponibilidad de pasto y los kilos de pasto son los más baratos. La oferta que estamos viendo ahora es producto de ese fenómeno. Para solucionar eso, esperemos que el año que viene el Estado reintroduzca los reintegros a las exportaciones, porque el impacto del atraso cambio para el sector es cada vez más fuerte, especialmente luego de las devaluaciones de Brasil y Uruguay. En la Argentina sale mas caro un flete a Chile que mandar un conteiner a China; es una locura.
Por eso Paraguay y Brasil son los principales proveedores de carne vacuna de Chile cuando están mucho más lejos.
MS: Tenemos mucho menor competitividad que ellos. El sector cárnico necesita reintegros a la exportación. Y también el sector aviar, porque, de lo contrario, no va a poder exportar y vamos a tener excedentes de oferta en el mercado interno de las dos carnes.
FUENTE: Valor Soja