Viernes, 15 Mayo 2015

La agenda de la carne

La agenda de la carne

Columna de opinión de Lautaro Pérez Rocha publicada en El Observador Agropecuario

La pobreza y futilidad de los temas en agenda del sector cárnico han ocupado buena parte  del tiempo. Cierto, la contraposición de intereses entre productor e industria es ancestral. Y, probablemente, nunca acabe. El problema es que el diálogo en Uruguay ingresó en un espiral inconducente y dañino. Hay manija, incomprensión, desaciertos, prejuicios. Hay intereses de carreras políticas.

No puede ser que todo se centre en el precio del ganado. Obsesivos, enviciados. Configurando indicadores que no sirven más que para  comentar en la prensa. Le aseguro, le puedo encontrar una explicación al precio del mondongo en Hong Kong con el pique de la tararira en el Cebollatí. Cuidado, indicadoritis aguda. Tampoco es sana la perpetua sospecha y descrédito del mercado y sus operadores. Resta. 

Hay que retomar los temas trascendentales en la agenda sectorial, buscar agrandar la torta y no siempre a piña, patada y codo para ganarle una migaja al de al lado. En forma muy somera, menciono tres.  

Primero. Mejorar el acceso comercial y fortalecer la posición sanitaria. Uruguay debe fijarse un objetivo de mejora del acceso y perseguirlo infatigablemente. Esto puede dar un significativo aumento en los precios a todo el complejo. Es el peor impuesto al sector, y el que fustiga más al productor. Apuntar a mejorar el acceso es lo más inteligente y redituable para el país. Comprendamos: la estructura de cuotas y aranceles para Uruguay hace que la contribución de cada animal extra producido y faenado sea decreciente. Por lo tanto, desde la demanda el incentivo para faenar más es menor. De la misma forma, debemos mantener la posición sanitaria y alcanzar hitos como ingresar con carne  a Japón o los cortes con hueso en el caso del ovino. Los servicios sanitarios oficiales son críticos. Tenemos equipos y gente de elite mundial. Debemos custodiar y potencializar este activo.  Tarde o temprano, se sumarán los otros países de la región en Estados Unidos y China y eso alterará el mapa competitivo.

Segundo. Impulsar la producción de la ganadería. Ampliar el acceso debe sincronizarse con una mayor producción.   Uruguay está con una baja tasa de extracción, bajos índices reproductivos y aún queda por acelerar la velocidad de engorde. Tenemos más terneros pero basado en más vacas de cría en el stock; queda espacio para aumentarlo y muchísimo en las tasas de preñez y de destete. Seguimos en la prehistoria en esta variable, y ni siquiera los años de pasto abundante y de relaciones de precios favorables para la cría lograron revertir esto.

Tercero. Explotar las oportunidades en agregado de valor en procesos que ocurren porteras adentro. En particular, en lo que refiere a producción de carne sin hormonas, sin antibióticos y de animales engordados a pasto (y sus variantes semi intensivas). El mercado aquí es Estados Unidos por excelencia.  La demanda de carne orgánica y también de carne sin hormonas y antibióticos ha crecido violentamente en los últimos años. Estados Unidos no está en condiciones de modificar su estructura de producción.  Uruguay tiene ventajas comparativas, desarrolló un programa de carne natural hace 10 años, la orientación y la visión fue correcta, pero no la implementación ni la inserción comercial. El diseño no fue acertado. Sin embargo hay para hacer a nivel país para ayudar a que quienes participan en los protocolos privados y públicos sean exitosos.

Es primordial primero tener objetivos, visión. Luego vienen los instrumentos, cómo y con qué. Levadura a la agenda, agrandemos la torta.

FUENTE: El Observador

Compartir en redes sociales