Exportación de carne: El sol sale por el oriente
China necesitará importar abultados volúmenes de carne vacuna
El país donde surgió la pandemia de coronavirus Covid-19, el origen de la paralización de la economía global y el causante primario de que con toda seguridad el mundo entre en recesión, se ha convertido en las últimas semanas en la esperanza para que comience nuevamente a funcionar la maquinaria de las economías exportadoras de alimentos y materias primas.
China, el principal demandante -y con mucha luz- de la amplia mayoría de los bienes primarios que exporta Uruguay, fue el causante de la disparada de precios para la carne el año pasado, de la caída en picada desde diciembre en adelante y es ahora a quien todos miran con expectativas de que empiece, lenta pero persistentemente, a sacar al mundo del pozo.
Se han dado varias noticias alentadoras en China en los últimos días. Dejó de haber casos nuevos de coronavirus en la ciudad de Wuhan -donde surgió la enfermedad- y ya se están desmantelando los hospitales improvisados que se habían levantado para atender a los miles de enfermos.
Con la excepción de la provincia de Hubei, ya hay transporte de mercadería por las rutas y se van sacando contenedores apilados en los puertos, dándole el destino que tendrían que haber tenido varias semanas atrás.
La contracara es lo que pasa en el resto del mundo, fundamentalmente en Europa -lo de Italia es tremendo, con 800 fallecidos diarios por la imposibilidad de atenderlos a todos los enfermos graves a la vez- pero también en las Américas, de norte a sur.
Desde fines de febrero, tímidamente, comenzó a percibirse interés comprador de algunos importadores chinos. A los nuevos precios, que no son muy distantes de los que regían un año atrás, pero que se ubican sensiblemente por debajo de los picos de noviembre. Más allá del valor, lo relevante es que de nuevo empiece a haber interés en el producto.
En la semana al 14 de marzo INAC informó que Uruguay exportó 3.170 toneladas equivalente carcasa a China luego de haber tocado un piso de 1.056 toneladas a mediados de febrero. Ciertamente, una semana no hace temporada, pero es un dato para mirar con cauto optimismo. El valor medio de exportación se alejó definitivamente de los US$ 4.000 por tonelada carcasa; en la mencionada semana fue de US$/t 3.249.
Seguramente tanto en cuanto a volumen como a valor medio de exportación a China, ya se haya tocado el piso durante el primer trimestre de este año y de ahora en más la maquinaria comience a moverse a un ritmo mayor y con precios medios que deberían dejar de bajar.
Es que una vez superada la epidemia en ese país, las fuerzas que regían al mercado anteriormente comenzarán a salir a flote.
Es claro que este año China va a crecer menos de lo que se preveía y, por lo tanto, va a demandar menos de lo que lo hubiera hecho si mantenía una tasa de aumento del PBI del orden de 6%. Pero más allá de eso, precisará importar abultados volúmenes de carne para cubrir el déficit provocado por la fiebre porcina africana.
Ahora parece que nadie se acordara de este grave problema sobre la población de cerdos en China, el país con mayor producción y consumo de esta proteína en el mundo. Cuando el coronavirus quede atrás, se volverá a hablar.
Claro que todo esto tiene que ser tomado con la cautela obvia dentro del mar de incertidumbre en que se encuentra el mundo por la pandemia de coronavirus.
Ahora las renegociaciones son con Europa. El fuerte dolor de cabeza que implicaron las renegociaciones, cancelaciones de contratos, solicitud de atraso de embarques y contenedores en tránsito en puertos que no eran el destino final, quedó atrás en el caso de China, pero varios de esos problemas se están suscitando ahora con importadores europeos.
Están arribando a Europa volúmenes importantes de la cuota 481 que ingresará al continente a partir del 1º de abril. Solamente desde Uruguay salieron más de 3.100 toneladas para formar parte de este trimestre.
Está claro que una cosa era Europa cuando se negociaron esas ventas y otra es ahora debido al fuerte impacto del coronavirus. Esto ha llevado a algunos importadores a proponer una renegociación de lo pactado o a retrasar los pagos. Otros, más serios, respetarán la palabra empeñada.
FUENTE: El Pais