Escándalo sanitario en Brasil proyecta sombras sobre la carne
La corrupción detectada entre frigoríficos e inspectores oficiales pone en tela de juicio la sanidad y seguridad del producto brasileño. Si bien la reacción de los países compradores es aún impredecible, la crisis podría afectar a todo el comercio mundial.
Este último viernes se conoció el resultado de una larga investigación de la Policía Federal brasileña, denominada Operación Carne Débil, sobre un esquema de corrupción que envuelve a empresas frigoríficas e inspectores oficiales, vinculado a la emisión de certificados irregulares.
Tres plantas frigoríficas fueron clausuradas y otra veintena quedó en situación de vigilancia extrema. Más de treinta funcionarios sanitarios fueron apartados de sus cargos mientras se los investiga.
Las implicancias del caso ponen en tela de juicio la sanidad y la seguridad de las carnes, no sólo vacunas, y se mira con mucha preocupación la reacción de los países compradores, siendo que Brasil es principal exportador de carnes bovinas y de pollo.
El presidente Temer citó al ministro de Agricultura a una reunión para ayer, domingo, así como a las principales entidades empresarias que representan los intereses de los frigoríficos de las tres principales especies.
Nunca es oportuno un escándalo, pero éste ocurre pocos meses después de que Brasil consiguió la aprobación sanitaria de su carne vacuna al mercado de EE.UU., tras muchos años de negociaciones, y a sólo dos años de la reaprobación del principal importador mundial, China, que se convirtió en este tiempo en primer cliente de su carne bovina.
También se observa con mucha atención la reacción que pueden tener otros mercados importantes, cuya política sanitaria es prioritaria, como pueden ser los de Europa, Chile e Israel.
Entre otras consecuencias, el valor de mercado de las principales empresas frigoríficas de Brasil mostró caídas muy marcadas el mismo viernes, 10% para las de JBS, 7% para las de BRF y 2% para las de Marfrig, pese a que ésta no fue mencionada en la investigación.
Es demasiado temprano como para poder hacer proyecciones sobre las implicancias, tanto para Brasil como para otros exportadores.
Pero si hay algo saliente para extraer de otras crisis sanitarias anteriores, vaca loca, virus aviar y tantas otras, es que el daño que producen se transmite a todo el sistema.
Y sería muy cortoplacista que países y empresas competidoras se entusiasmaran con estos hechos. En mayor o menor medida, lastimarán a todos.
FUENTE: Miguel Gorelik - Valor Carne