Argentina y la traición al agronegocio ganadero de exportación
De forma insólita nos enteramos que uno de los países más reconocidos en la exportación de carne insta a sus ciudadanos a reducir su consumo. Una marca mundial instalada que se pega un tiro en los pies y nos afecta directamente.
En los tiempos que corren la capacidad de asombro queda superada por los hechos. Es cierto que nada debería llamarnos la atención en las impensables y desesperadas reacciones del gobierno kirchnerista argentino.
Pero lo cierto es que uno de los principales productores y exportadores de proteína animal del mundo ha convocado a sus habitantes a consumir menos carne con el "naif" argumento de contribuir con el medio ambiente y de ese modo alcanzar sus objetivos climáticos.
El "lunes verde" o lunes sin carne es la poco original propuesta, seguramente copiada del "Meatless Monday" impulsada desde la frivolidad de las opulentas sociedades consumistas de los países industrializados y los organismos internacionales en la sintonía de lo "políticamente correcto".
"Naif", según la Real Academia Española: Dicho del arte o de una obra artística que se caracteriza por reflejar la realidad con deliberada ingenuidad, aparentemente infantil, y con poesía y simplicidad.
O tal vez sea ingenuo de nuestra parte atribuir, a su vez, ingenuidad a la invocación que realiza el gobierno argentino a sus ciudadanos invocando el cambio climático.
Veamos el contexto. Existe una campaña mundial instalada contra el agro negocio de exportación, pero muy en particular contra la ganadería.
A mediados del año pasado, la ONU, a través del perverso sistema de mensajes vía tweet, convocó a consumir menos carne invocando como razón que la ganadería es responsable principal de la emisión de gases efecto invernadero. Semejante exabrupto se inscribía en una campaña anterior iniciada por la FAO en el 2009 (una vez más en una incomprensible orientación de sus objetivos), cuando consignaba que "El ganado es uno de los principales responsables de los graves problemas medioambientales de hoy en día. Se requiere una acción urgente para hacer frente a esta situación". ("La larga sombra del ganado - aspectos medioambientales y alternativas"). Afirmación efectista que fue luego relativizada en su alcance, principalmente en su referencia a países dónde la ganadería se realiza sobre pastizales sin desafectar ecosistemas naturales.
Ante el dislate de la ONU hubo una inmediata reacción desde Australia con duras declaraciones del Ministro de Agricultura de aquel país en las que acusó a las Naciones Unidas de ser irrelevantes, de actuar en función de una agenda ideológica, hipócrita y desgraciada, instando a ese organismo a que se dedique a promover la paz y prosperidad en lugar de denigrar el trabajo de los productores rurales.
Por fin alguien con las agallas que requería la oportunidad. También hubo una declaración en consonancia de nuestra Cancillería. Siguieron otras de países productores de carne, acusando de irrelevante este exabrupto impertinente y desubicado de la ONU, desacreditando su misión en este mundo tan conflictivo y a la vez conflictuado. Por entonces creíamos que había un común objetivo de los países agro exportadores, en particular los ganaderos, pero no es tan así.
Podemos inferir varias hipótesis en esta pueril convocatoria del gobierno argentino. La última es algún interés por el medio ambiente y el cambio climático.
Algunos podrían pensar, con una gran cuota de inocencia, que quieren reducir consumo interno para generar mayores excedentes de exportación de carne. Argumento poco creíble con los antecedentes del kirchnerismo, desde siempre enfrentado al agro y a los productores rurales.
Otra razón más convincente lleva a pensar que ante el incremento permanente en los valores de la carne al público estén estimulando al consumo de proteínas más baratas, por cierto, de origen vegetal.
A la hora de intentar explicar lo absurdo todo argumento puede ser de recibo. Lo que si es cierto es que lo que menos les preocupa es el desarrollo de la cadena agroindustrial cárnica, porque el daño que le hacen a nivel de los mercados mundiales a nuestro preciado producto de exportación es de tal dimensión que nos alcanza y afecta directamente.
En esta medida del gobierno argentino confluyen dos vertientes cuya amenaza al sistema agroindustrial exportador es creciente; por un lado, la impronta de los gobiernos populistas que en sus odios e incompetencias no reparan en los daños a la actividad privada y la destrucción de la economía que esto conlleva, por otro, el ecologismo anti sistema, una suerte de neo marxismo reconvertido en causas ecologistas.
Una mezcla explosiva incubada en la vecina orilla cuyo daño nos afecta directamente en la proyección de nuestras exportaciones cárnicas.
FUENTE: Correo de los Viernes (Uruguay)